domingo, 11 de enero de 2015

Adiós a Anita Ekberg, el icono de 'La dolce vita'


La actriz sueca Anita Ekberg, musa del director Federico Fellini, ha fallecido a los 83 años de edad. La noticia la ha dado a conocer su abogado, quien ha confirmado que se encontraba ingresada en un hospital a 30 kilómetros al sur de Roma desde las pasadas navidades. Pasó a la posteridad del séptimo arte al encarnar a Sylvia, la famosa actriz de la que Marcello Mastroianni quedaba prendado en La dolce vita. Una mujer elegante, con una figura única recordada por aquel sensual vestido negro que iconizó con su chapuzón en la Fontana di Trevi la libertad sexual de la Italia de los años 1950.

Fellini volvería a contar con la actriz dos años después de La dolce vita, para la película Boccaccio 70, una producción dirigida por cuatro cineastas: Mario Monicelli, Luchino Visconti, Vittorio de Sica y, claro está, Federico Fellini, quien llevó a cabo el fragmento Las tentaciones del doctor Antonio en la que Ekberg aparece. Seguiría ligada al cine tras sus colaboraciones con el director, aunque ya no tendrían la misma repercusión. A pesar de que varios directores la rondaban para protagonizar sus películas, Ekberg se casó con Italia, el país que le dio la fama, y en la que llevó a cabo películas como El gran amante, Los mongoles o La esfinge de cristal.

Nacida en Malmö el 29 de septiembre de 1931, ganó el certamen de Miss Suecia en 1951. Ello le aupó al concurso de Miss Universo que se celebraba en Estados Unidos. Quedó entre las seis finalistas, y más allá de la publicidad que tuvo, el viaje le permitió entrar en el mundo de Hollywood, con una oferta de trabajo en la Universal y el codeo oficial del magnate Howard Hughes, quien quiso sacar provecho de la joven acosejándole diversos cambios en su look y hasta de apellido. Anécdota que la propia Ekberg zanjó cortesmente: "Si me hago famosa, el público aprenderá mi apellido. Y si no, no me importa". Obviamente, se hizo famosa y el público acabó conociendo su nombre. Ganadora de un Globo de Oro en 1956, también apareció en la película de Bigas Luna de 1996, Bambola. Fue uno de los broches a su carrera, hoy apagada en la localidad de Rocca di Papa, lejos de aquellos tiempos pasados y dorados, de los paparazzi, la vía Veneto, la Fontana di Trevi y su frase para la posteridad: "Marcello, come here".

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