sábado, 31 de diciembre de 2011

Marea

Qué mejor forma de tirar los pesares, desaires y conflictos de este 2011 que con un concierto de rock en buena compañía. Olvidar todo y soltar música por los poros.
‎"Lo que no mata es una mierda, por eso lo que más gusta en el mundo es la vida, que es lo que más mata".
Kutxi Romero, vocalista de Marea

domingo, 25 de diciembre de 2011

Carta de despedida

Siempre quise pensar que toda historia ha de tener un final feliz. O al menos, que si no es así, que no sea muy dramático.
Soy una persona muy pesimista, no voy a negarlo. Muchos de los que me conocen no soportan tener a alguien tan negativo a su vera, pero la amistad y confianza de años hace que la complicidad lo permita, en ciertos casos.
No sé si he llegado a nacer así o que a lo largo de mi corta vida muchas de las acciones que hice quisieron darme la espalda y actuar sin control.
Y cuando la situación llegó a ser insostenible me planté en Galicia, como el que no quiere la cosa y por fallo de última hora, cumpliendo una de las cosas que me propuse al cumplir la mayoría de edad, que era hacer un viaje solo, y como única compañía la naturaleza y para amenizarlo algo de música, que relaja e inspira. Conseguí escribir algunas piezas que ahora pulo para enlazar con otras, conseguí visitar lugares que dudo pueda volver a ver, conocí gente atípica, pero clásica con sus costumbres, hábitos e historias. Y también muchos momentos de soledad necesitada para pensar, pensar mucho y recapacitar sobre mis cosas.

Le debo a una buena amiga que me recomendara Lantana, en cuyo último disco encontré una canción que fue mi particular soundtrack ese fin de semana junto a Adiós, de La Oreja de Van Gogh. En el monte Santa Tecla, con el Atlántico dominando el horizonte y con Portugal a un paso, me quedé largo tiempo observando el paisaje y pensando. Juré en ese momento que el "Ay, qué pesado" que llevaba casi por bandera lo iba a deshacer, y hasta un mes después no me vi con fuerzas de hacerlo efectivo.

Pero aunque no haya un pesado de por medio, hay muchos sinónimos para describirlo o, en su defecto, describirme.

Fue a comienzos de año, y recuerdo que fue un día dispar con una mañana despejada que no hacía prever nada y por la tarde apareció la tormenta, en varios sentidos, cuando decidí dejar de avanzar. Paré todo lo que estaba haciendo y tiré muchas cosas por la borda. No tenía ninguna gana de hacer nada, y mi camino terminó por desligarse del previsto y obcecarse en otras cosas. Ello me ha hecho pasar graves facturas, algunas incluso superando el umbral del dolor físico.

Es algo que he tratado con varias personas, y ninguna ha sabido decirme las palabras que me gustaría escuchar. Sólo "avanza y olvida". He pasado de creer en el karma a acordarme de Murphy y su magnánima ley.
Llego a pensar que la madurez que muchas veces tengo, la pierdo de un golpe con ciertas acciones, comentarios y con silencios. Sobre todo estos últimos suelen ser los que más daños hacen.

Que me reconcomo la cabeza con mis asuntos es cierto. Pero quizá, lo que me diferencia de muchos, es que lo llevo hasta la extenuación. Craso error que cometo, pero que como humano está en la forma de ser.
No obro bien conmigo mismo haciendo ésto, pero hay ciertas acciones que requieren plena dedicación, aunque lleguen a marearme y a provocarme un cuadro de ansiedad aguda.

Sea como sea, pase como pase, los tiempos los pone uno. Y depende del carácter, de la volubilidad de cada uno, pasar cuanto antes de un estado a otro. Siento no poder considerarme un tío capaz de superar las desaveniencias y los problemas a la primera. Mi experiencia, y más a raíz del accidente con la pierna, tendría que ser ya conocedora de cómo las gasta la cruda realidad, pero aun así, en ese sentido, no alcanzo a hacerlo ni bien ni rápido.

He tenido broncas. Cabreos que han durado minutos, horas, semanas y más. Y sólo recuerdo una que acabara decente. Del resto, o se zanjaron de mala manera o los tengo apartados por indiferencia. Está un tercer grupo de pendientes personalmente. Cuando las aguas vuelvan a su cauce normal. Escribo ésto pensando precisamente en un caso particular del cual no veo claridad en cuanto a su resolución, lamentablemente.
Ese futuro negro es el que hay que superar. Y aunque lo sé a conciencia, hay algo que me niega a dirigir la mirada al frente, a no volver atrás, a no pensar en el pasado. Cuando tienes el pasado muy fuerte, unido a tu presente por un nudo gordiano, resulta difícil separarse de él.

También las canciones pueden tener mucho que ver. Es cierto que dependiendo del estado de ánimo de una persona, se tiende a escuchar cierto tipo de música. Lo sé. Puedo pasar de la euforia con un temazo de AC/DC a la añoranza con alguno de mis clásicos particulares, como La Oreja de Van Gogh. Sedante para momentos malos y animadora para otros buenos. Partícipe de un viaje a Euskadi, de conocer a otra buena amiga, de recrearme en sus historias, de aprender a tocar la guitarra y de sus metáforas que he usado en ciertos momentos de mi vida.

Últimamente he vuelto a esta senda. Sobre todo con su segundo disco. Quizá por ser el mejor, a mi gusto, del quinteto; o porque es el que mejor conozco de todos ellos, es mi predilecto. Canciones como Cuídate, Soledad, París, La playa, Mariposa o Los amantes del Círculo Polar los he estado utilizando a la hora de escribir y a la hora de pensar. Esa tarea que me ocupa últimamente más que dormir, y cuyos efectos creo que pueden ser perceptibles al rato de estar conmigo.
Cuando una sintonía de añoranza, de las clásicas de un grupo, acompaña los pasos que doy, cuando recrea como una pelicula los escenarios por los que paso pensativo, hay algo. No creo que sea la complicidad, que ya perdí posiblemente para siempre con ciertas personas, sino la manera de "hacer más llevadero algunas situaciones". Sé que he cometido muchos fallos, demasiadas imprecisiones; que he tenido muchos detalles bajo control, y he tenido pocos aciertos. Y este último es lo que me lleva a ver muchas cosas con tan pésima visión.

Ojalá esto fuera una despedida formal en el que expusiera qué quiero a partir de escribirla, pero tengo asperezas imposibles de limar en tiempo.
Muchas de las cosas que tendría que decir me niego a escribirlas en papel o en este blog, que tanto me ha ayudado en momentos duros. Hay ciertas cosas que están más seguras en la cabeza de uno que plasmadas en un muro.

Qué tengo pensado, ni idea. Alguna ocurrencia, de momento ninguna. Vale la pena seguir con el tema, hoy sigo sin saberlo. Volver a la normalidad, ya se consiguió pero a un ritmo más lento. De momento, tenderé a mantenerme al margen de ciertas opiniones y demás. Si algo he conseguido aprender de ello, es que no todos somos lo que creemos ser. Cada uno advierte unas debilidades, y expone una máscara para taparlas. Demasiadas gilipolleces he visto en una misma persona, y una de las dos; o le gusta ser así o no tiene otra cosa mejor que hacer con lo suyo.

Me replanteo seriamente varias cosas; y lo que sirvió para comerme el coco lo conseguí canalizar en otros focos, y aquello que era una desgana pasa a ser un archivo de ideas.

Terminaré pidiendo que todo vuelva a la normalidad. Y mientras escribía esa frase, por dentro algo se me descojonaba de la risa, no sé bien por qué. Obviamente, olvidarme de todo, mirar hacia lo que tengo e ir tejiendo los planes venideros. Olvidarme de este 2011, como del 2010 y 2009 y anteriores, y centrarme en exclusiva en lo que estoy haciendo, aquello que me costó conseguir y por lo que he cogido ganas en los últimos tres años. Pero todo nunca sale como planeamos, estaremos de acuerdo. Siempre hay algo o alguien que joda lo pactado, lo que pensamos y queremos. Quisiera saber de antemano su nombre y apellidos, para estar advertido. Como rezaba el refrán, "cuánto gilipollas suelto y yo con tan pocas balas".

miércoles, 21 de diciembre de 2011

The girl with the dragon tattoo

Os dejo el teaser trailer del próximo 'bombazo' cinematográfico en el 2012, The girl with the dragon tattoo. La nueva adaptación cinematográfica de Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres, del escritor Stieg Larsson. De la mano de David Fincher, y protagonizado por Daniel Craig y Rooney Mara, llegará a nuestras pantallas el próximo 13 de enero. Prometo la crítica muy pronto.

martes, 20 de diciembre de 2011

Cometas por el cielo

Hoy se estrenaba el segundo videoclip del nuevo trabajo del quinteto donostiarra de La Oreja de Van Gogh, Cometas por el cielo, que da nombre al disco. Fue rodado entre Lumbier (Navarra) y Les Landes (Francia) el pasado mes de noviembre.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cien años de la llegada al Polo Sur


JON BURGOA | Madrid
El 14 de diciembre de 1911, cinco héroes fueron protagonistas de un hecho histórico, la llegada al Polo Sur; algo que muchos consideran poco atractivo, que no importa a los lectores y, por ende, a mucha gente; pero lo que pocos tienen en cuenta es que, dada las condiciones que existían a comienzos del siglo XX, esta conquista supuso una gran contribución. Años y años de rivalidades, de luchas hasta la saciedad y de sacrificios, muchos sacrificios, hicieron posible que en 1911 una expedición noruega al mando de Roald Amundsen llegara hasta el Polo Sur Geográfico (90º 0’ 0” S; 0º 0’ 0” O), un mes antes de que lo hiciera su principal rival, el capitán de la Royal Navy Robert. F. Scott.

Decía Oscar Wilde que “cualquiera puede hacer la historia; pero sólo un gran hombre puede escribirla”, y, sin duda, Amundsen grabó su nombre con letras de oro en los anales de la historia. Nacido en una pequeña localidad al sur de Noruega, Borge, el 16 de julio de 1872, era el cuarto hijo de una familia de capitanes y de industriales navieros. Desde joven, y a pesar de mantenerle a su madre la promesa de estudiar Medicina, su pasión secreta por la aventura le hizo decantarse por lograr la licenciatura en la Escuela de Marinos.

Tras la experiencia de la expedición belga en la que se enroló en 1897 y la que dirigió al Paso del Noroeste de 1903, la decisión de llegar al Polo Norte se vio truncada por las noticias que llegaron a Europa de que el norteamericano Robert Peary ya lo había conseguido, algo que cien años después aún se pone en duda.

La carrera al Polo
Fueron varios los intentos de llegar hasta la Antártida. Muchas expediciones sólo se quedaron en un prólogo, y la que inició la historia fue precisamente la de Amundsen, en 1910. Consciente de lo que supondría personal y profesionalmente, y lo que significaría para Noruega, inició en el más absoluto secreto el cambio de planes y formalizar todo para marchar al Sur. Sabedor de que Reino Unido preparaba una investigación científica al mando del capitán Robert Falcon Scott con el objetivo de llegar al Polo Sur, se quiso adelantar a su rival británico, y a la altura de las islas de Madeira, semanas después de partir el 3 de junio en el Fram, dio a conocerle que iba con el mismo objetivo.

La carrera de Amundsen comenzaba en el continente helado seis meses después de su partida del puerto de Oslo. A comienzos de enero de 1911, el barco ballenero arriaba a la barrera de hielo de Ross, descubierta en 1841. Dentro de ésta, en la bahía de las ballenas, se levantó el campamento Framheim; un sitio poco propicio para situar su base, tal como destacan los artículos escritos por Shackleton, compañero de Scott en anteriores expediciones, quien terminaría por situar su expedición en la otra punta de la barrera de hielo, en el estrecho de McMurdo, lo que suponía una desventaja para los británicos.

96 kilómetros fueron la ventaja para los noruegos. El equipo de Scott debía recorrer casi cien kilómetros adicionales para alcanzar el Polo. Esta distancia fue clave para el tiempo de ejecución del plan. La aclimatación de los animales que llevaron consigo; el propio fortalecimiento físico y mental del equipo, la preparación de víveres y depósitos, así como la caza de animales y prácticas metereológicas para adelantarse a los acontecimientos venideros fueron algunas de las actividades realizadas por la expedición Amundsen antes de emprender la salida por el desierto azul.

La falsa salida que realizó al Polo el 8 de septiembre pudo convertirse en una mancha en el historial de Amundsen. Las condiciones climatológicas parecían favorables a una salida. Con temperaturas poco gélidas, en un amago de primavera austral, un equipo provisional compuesto por el propio Amundsen y siete hombres más, partieron hacia su objetivo. Cuatro días después, una bajada abisal de las temperaturas les obligó replegarse hacia Framheim, volviéndose el camino de vuelta en un trayecto tortuoso. Una tormenta de nieve terminó por dividir el grupo en dos, y mientras Amundsen se adelantó con el mejor equipamiento, dos de sus hombres -Hjalmar Johansen y Kristian Prestrud- quedaron en la cola de la expedición, sobreviviendo en condiciones infrahumanas -hasta -60 ºC y sin equipamento para cocinar ni tienda de campaña-, sufriendo congelaciones en las extremidades. Las disputas que llevaron consigo este hecho son de destacar. La siguiente salida -definitiva- se vería reducida a cinco miembros, relevando a Johansen a realizar una misión secundaria y relegado de todo honor de la expedición. Terminó por suicidarse en 1913, humillado, vejado y olvidado por su hazaña del Polo.

El destino final
Cinco hombres fueron los elegidos para el último viaje, cinco de los ocho del primer viaje. Olav Bjaaland, Helmer Hanssen, Sverre Hassel, Oscar Wisting y el propio Amundsen salieron el 19 de octubre con cuatro trineos y un total de cincuenta y dos perros desde Framheid. La experiencia previa, el liderazgo y la amplia experiencia de Amundsen, conocedor de los climas gélidos, fue más que suficiente para darle un plus de ventaja. Tras semanas de travesía, en las que hicieron frente a complicaciones del tiempo y al sacrificio de veinticuatro perros para aumentar las provisiones, el 7 de diciembre, una semana antes de la conquista, llegaban al punto más austral que ha pisado anteriormente el hombre (Shackleton llegó hasta este punto 88º 23' S, a 180 km. del Polo), por lo que aquello se convertía en su particular carrera, sin contrincantes en semanas, ya que Scott iba con un retraso conveniente.

Con la bandera noruega sobre el trineo y con una marcha de casi seis km/h, los noruegos reanudaban la última etapa del viaje convencidos de su objetivo, y así fue como, al final, el viernes 14 de diciembre de 1911, sobre las tres de la tarde, alcanzaban el codiciado Polo Sur. La expectación de Amundsen quedó constatado en las palabras que escribió al llegar al punto 90º 0' 0'':
"Nunca he conocido a nadie que se haya visto tan diametralmente contradicho por sus deseos como yo. Desde niño siempre he soñado con llegar al Polo Norte y, heme aquí, en el Polo Sur."
La fotografía que dio la vuelta al mundo confirmó, fehacientemente, la llegada del hombre al Polo Sur. En el epicentro de la hazaña dejaron estacada la bandera noruega, quien en nombre de su país y del rey Haakon VII tomaban posesión de dicho polo. Se dejó una tienda y varios objetos, entre ellos una carta para el rey de Noruega y otra para Scott, quien iba con el mismo objetivo a muchos días de distancia.

Casi cien días después de su partida, el equipo volvía exhausto pero animado al Framheim el 25 de enero. El equipo de Scott, por su parte, había tocado el Polo Sur ocho días antes. A comienzos de marzo, cuando la expedición del Fram llegó a Haurt, en Tasmania (Australia), donde se dio a conocer la noticia de la llegada al Polo Sur. Los telegramas de felicitación fueron desde el rey Jorge V de Inglaterra hasta el presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt. Esta acción le valió el reconocimiento mundial a Roald Amundsen y a su equipo, quienes fueron recibidos como héroes a su llegada a Oslo.

Fue en Estados Unidos donde el explorador supo la noticia de que Scott llegó al Polo Sur, pero que, trágicamente, su expedición no llegó a acabar la misión. Dos hombres fallecieron en el camino de vuelta, mientras que Scott y los dos que seguían perecieron entre el 29 y 30 de marzo de 1912 en su tienda. La muerte de este valeroso equipo británico colapsaría las noticias de Amundsen, quien sería siendo recordado como el primero en llegar al Polo Sur, pero quedaría eclipsado por una historia trágica, en la que valía más el honor y el tesón que los intereses propios. De Scott llegaría a decir:
"El capitán Scott dejó un registro, la honestidad, la sinceridad, por su valentía, por todo lo que hace a un hombre."
Amundsen donó gran parte del dinero que el Club de los Exploradores, cuya sede está en Nueva York, le concedió por su expedición a la viuda y a la familia de Robert F. Scott. Uno de los compañeros en la expedición Terranova, Apsley Cherry-Garrard, aseguraría tiempo más tarde que lo que vivieron en aquel gélido paraje fue "el peor viaje del mundo". Y mientras sus experiencias fueron llevadas a, posiblemente, uno de los mejores libros de aventuras contemporánea, la historia da para recordar a todos aquellos que dieron su vida por un sueño que algunos han hecho realidad.

Fallecería años después, en 1928, mientras dirigía el equipo de rescate del dirigible Norge, del italiano Nobile, cuando el hidroavión en el que viajaba se estrelló en algún punto del mar de Barents. Amundsen, cuyo legado hoy perdura, y el mejor ejemplo de ello está en su Noruega natal, donde sigue siendo un héroe nacional, y en la base Amundsen-Scott de la Antártida, murió con el sueño cumplido de llegar al Polo Norte por el aire, y con el objetivo puesto de ser el primero en pisar el Polo Sur.

sábado, 3 de diciembre de 2011

'El Drogas' abandona 'Barricada'


JON BURGOA | Madrid
La noticia sorprendía a propios y extraños el pasado viernes. Esta mañana, 3 de diciembre, casualidades de la vida, San Javier, patrón de Navarra, el comunicado de Enrique Villarreal, El Drogas, mítico líder y bajista de Barricada daba la vuelta a varios medios. Decide, tras treinta años de trayectoria, abandonar el grupo para centrarse en el proyecto paralelo que mantenía con Txarrena, formación que vio la luz en 1992.

La desilusión entre sus miles de seguidores está siendo vigente en estas horas, tal y como demuestran los hashtags en Twitter: Barricada y El Drogas.

Como en muchas de estas historias, hay más de una versión que contar. Ya tenemos un antecedente con La Fuga y Rulo, quien formará tras finalizar su etapa en el grupo Rulo y la Contrabanda. Ambas partes hay que escucharlas y de cada uno es el criterio de dar a entender una u otra. Nuevamente, la historia se repite.

El comunicado de El Drogas, dado en la Web de Txarrena, difiere con el transmitido por el grupo de Barricada en su página. Enrique insinúa que "lo han largao". La banda, o lo que queda de ella tras su marcha, difiere de ello. Tras un año sabático no hacen caso a tal comunicado, terminando con un "él interpreta que lo hemos echado. Que cada uno saque sus conclusiones".

Sea como sea, el futuro de ambos aún no se vislumbra. Barricada opta por seguir en su línea y Txarrena puede tener un plus de energía con la entrada de El Drogas. La continuidad de Barricada aún se tambalea, si se sigue leyendo. La marcha de su líder puede significar o bien la retirada, más que digna tras tres décadas de rock, o el cambio de dirección, algo que quizá no gusta a sus fans.

Boni Hernández, Alfredo Piedrafita e Ibón Ibi Segarra afirman que no pueden ni quieren "estar cuatro o cinco años parados, ya que el cuerpo nos pide marcha, y un año de parón ya ha sido más que suficiente para cargar las pilas de nuevo".

Aunque saben que "no va a ser lo mismo", han anunciado que tienen preparados ya los temas para grabar un disco "cien por cien Barricada" en enero y sacarlo al mercado en marzo. "Ahora más que nunca nos toca mirar hacia adelante", concluyen.

El grupo de rock, formado hace más de treinta años en Iruña, aún tenía los latidos de aquellos comienzos de la mano de Enrique Villarreal y Javier Boni Hernández, únicos componentes de aquel cuartero original que aún seguían. Sacaron su primer disco, Noche de Rock&Roll, en 1983, y hasta la fecha han publicado más de veinte discos. Autores de canciones como No hay tregua, En blanco y negro, Oveja negra o Sean bienvenidos, han sido uno de los iconos del rock en español más importante del país.

A continuación, Rebuscando el Norte publica el comunicado de Enrique, "Agur, Barricada".

(Contra)comunicado al (no)comunicado de los (in)comunicados:

Unos dirán que me he ido,
el otro (que soy yo) que lo han largao.
Que todavía tengo en el culo,
algún que otro morao.

Unos parecen afligidos,
el otro (que soy yo) es un manirroto,
que ya no encuentra su sitio
en el momento de la foto.
(Andá! Esto es de Rulo)

Ni dejé ni dejaré nunca
eso que llaman BARRICADA.
Dejo camisa de once varas
y alguna que otra peluca.

Podrá tener muchos nombres,
podrá dar muchas sorpresas,
pero conmigo no cuenten,
que no me vale la pena.

Por su tiempo muchas gracias,
por las idas y venidas.
Ahora me toca comprar la entrada,
y aunque sea un poco a tientas
ya encontraré la salida.

Firman el (contra)comunicado: El Drogas, Ázida, Eva Zanroi, El dr. Gas, Enrique Villarreal, Andalaostiamiraeldelpañuelodebarricada y Un Señor Mayor (Ahora parece ser que con el ex delante).