miércoles, 31 de octubre de 2012

Cuarto aniversario

Quién me iba a decir a mí cuando inicié este proyecto personal que llegaría tan lejos. Lo que empezó siendo algo pequeño ha escalado hasta alcanzar más de 200 entradas en las que he mezclado los contenidos que me propuse al comienzo del mismo. Cuatro años han pasado desde aquella tarde lluviosa de 2008 que me propuse iniciar Rebuscando el Norte, recién inaugurado el Internet en mi casa. No hay palabras para expresar la satisfacción personal que supone el haber recibido comentarios a lo largo de esta particular historia, de la que han sido testigos más de 24.000 visitas de los cinco continentes. A todos y cada uno de vosotros, mil y una gracias. Gracias por asomaros por esta bitácora,  por este particular diario personal que ha pasado a ser el espejo de este periodista a lo largo de sus años de Universidad.

Eskerrik asko!

martes, 30 de octubre de 2012

Los restos del naufragio


Mientras escribo estas líneas, fuera de mi estudio la lluvia gobierna el panorama que tiñe con un color gris oscuro el cielo de la capital madrileña, a la par que un aire de incertidumbre se despliega en el ambiente, un ambiente que parece tenso para algunos que ven la vida pesar desde su despacho de Ferraz con vistas al Parque de la Montaña. Llueve y llueve, y no parece que el tiempo quiera dar una pequeña tregua. Habrá quién lo agradezca, pero otros acabarán hastiados de tanta agua. Nunca llueve a gustos de todos, diría; algo válido que se asemeja a la situación que vive el secretario general del PSOE, Pérez Rubalcaba, quien observa cómo los viandantes de Madrid corren de un lado a otro de la calle con sus paraguas y cómo el tráfico de una ciudad que no duerme le demuestra el paso del tiempo, tiempo que pasa absorto delante de un cristal con la cabeza gacha jugando a un tres en raya que termina por empatar. Al secretario la suerte le es esquiva hasta en los juegos de toda la vida.

Corren tiempos difíciles en el seno de un partido que, tras una última legislatura para olvidar, empieza a perder el sentido de sus siglas S (por olvidar sus raíces socialistas), O (por traicionar a sus bases obreras) y a hacer aguas con la E (por el baile del sí y el no de un referéndum para Cataluña), quedándole solo la P de partido, que por su bien más le vale guardar la garantía. Con una debacle en Galicia previsible, a pesar de los conxuros a los que se acogieron Rubalcaba y Vázquez, y con un cambio de tornas en Euskadi que deja a Patxi López de capa caída, va siendo hora de la necesitada reflexión interna que se les escapó a la hora de elegir secretario general el pasado año.

No planteo a Rubalcaba como el candidato del PSOE para las elecciones generales del 2015, pues ha agotado los pocos cartuchos que le dejó su antecesor, y nadie tiene más munición que prestarle, pero es que el actual plantel de actores no da para elegir a un candidato capaz de afrontar la situación de crisis económica y social que España atraviesa y que sepa hacer frente a una nefasta gestión del Gobierno con una oposición fuerte, de ataque directo, y menos mimada, descafeinada. ¿Hay algún capitán capaz de llevar el barco a buen puerto?

La particular tempestad que se vive dentro ha abierto varias vías de agua en un PSOE incapaz de reparar sus errores, lo que le llevará a pudrirse cual pecio en el fondo de su desgracia. Para cuando se quiera arreglar ya será demasiado tarde, y no quedarán más que los restos del naufragio. Los distanciamientos entre secretaría y presidencia son un hecho, las disputas entre los varones son algo más que suposiciones y la petición de que rueden cabezas es evidente. ¿Hay algún líder ahí dentro?

Siempre dicen que después de la tormenta vendrá la calma, pero las circunstancias han hecho que se forme una tormenta perfecta que aún puede seguir haciendo mucho daño. Los frentes gallego y vasco fueron la toma de contacto para la prueba de fuego que el secretario general aún debe afrontar, pues el próximo 25 de noviembre Cataluña vivirá un punto de no retorno, al ser evidente una victoria nacionalista en aras a una posible, e indebida dado el discurso de un Mas que vive en los mundos de Yupi, independencia. Lo que planté Pere Navarro será vital para un PSC que “no tira”, como diría Fernández Vara, sino que más bien vaga entre dos tierras: entre la unión y el federalismo y la ruptura con la dirección, discurso que provoca en Madrid jaquecas que ni el paracetamol apacigua.

Les urge bastante buscar las respuestas, pues de nada les valdrá quedar agazapados en sus despachos viendo caer afuera la lluvia. Si no empiezan a mojarse pronto, no harán más que amontonar problemas que tardarán en solucionar en detrimento del cambio. Cambio en el sentido más amplio de la palabra: cambio de líder, cambio generacional y cambio en la oposición. De no producirse, que se alejen de sus cábalas llegar vivos y con opciones para el 2015, pues para antes sus intenciones quedarán en papel mojado, como restos de algo que pudo y no fue al final.

lunes, 29 de octubre de 2012

Yoko Ono, inocente


Cuando los Beatles se separaron en 1970, muchos fueron los que señalaron a Yoko Ono como la detonante de dicho final. A ella la culparon de la mala influencia ejercida sobre John Lennon, y del sonado distanciamiento entre los componentes durante la grabación en 1969 de Let It Be, pero pasadas cuatro décadas de aquello, fallecidos Lennon (1980) y Harrison (2001), y con el recuerdo de la banda presente en una generación entera, el mito queda zanjado: ella no tuvo la culpa.

El encargado de hacerlo oficial, y liberar así de la carga a la artista japonesa, ha sido Paul McCartney, quien se muestra conciliador con el tema y ha salido a defenderla en una entrevista televisiva que se emitirá el próximo mes de noviembre en el programa que David Frost realiza para la edición inglesa de Al Jazeera, y de la que el rotativo The Observer ha adelantado detalles. "Ella no provocó de ninguna manera la ruptura del grupo, el grupo ya se estaba rompiendo. No creo que puedas culparla de nada", afirmó el veterano artista de 70 años, quien añade que Lennon iba a dejar la banda de todos modos. Cara y cruz de un final del que The End y Let It Be dan cuenta de lo que se avecinaba, de la sonada salida del grupo de McCartney el 10 de abril de 1970 y la intentona, no tan conocida, de Lennon en septiembre de 1969, tras las mezclas del disco Abbey Road.

En la entrevista también afirma que Imagine no se puede entender sin la influencia de Yoko, quien participó en su juventud en el movimiento vanguardista Fluxus. "No creo que la hubiese escrito sin ella, por lo que no podría culparla por nada. Cuando apareció Yoko, parte de su atracción fue su lado vanguardista, su manera de ver las cosas. Por lo que ella le mostró a él otra forma de ser, lo que le produjo una gran atracción a Lennon".

Por último, McCartney, quien sacará disco próximamente, avanzó que le gustaría retirarse pronto, apuntando que tal y como se están dando las cosas, "lo podría hacer". En la misma, trató con Frost su lado más personal: la vivencia de la muerte de su madre con 14 años, su matrimonio con Linda y su experiencia como padre y abuelo. Con las declaraciones del ex bajista de The Beatles parece ponerse punto y final a uno de los mitos más sonados de la música de la segunda mitad del siglo XX, del que Def Con Dos intentó convencer a la sociedad con su canción La culpa de todo la tiene Yoko Ono.

Por su parte, Yoko Ono sigue trabajando en un libro biográfico que tratará sus vivencias en la etapa final del grupo de la que, gracias a Paul McCartney, se le absuelve de ser la causante de la separación, cuyos motivos reales aún flotan en el aire. The Beatles, que este año celebran medio siglo del lanzamiento de su primer single (Love Me Do), fue la banda británica más famosa de la década de los años 60, gurús e iniciadores de un movimiento musical que influyó en diversos grupos y generaciones a través de sus temas y sus 21 discos de estudio.

domingo, 28 de octubre de 2012

Periodistas de bandera

Las mujeres, siempre tan prudentes, hacen gala de su instinto para evitar dar dos pasos en falso, faceta que agradeces en aquellas convencidas de su valía, dispuestas a alcanzar sus objetivos no con la rapidez del momento, sino con la tranquilidad y paciencia, cualidad dichosa según la circunstancia, que da esta autopista de peaje llamada vida. Tienen algo especial: una facultad para responder con sus labios a un sentimiento, un halo de misterio con el que atrapan entre sus miradas mil y un deseos y sorprenden en el momento más inesperado, pero también han demostrado en este mundo raro que su carácter y arrojo las hace únicas. No es menoscabo apreciar en una profesión como es la periodística las ganas que le echan, callando las bocas de aquellos desconfiados de su papel en ella. Muchas de las que conozco empezaron con más ánimo y fuerza que nosotros, y hasta el final me han demostrado que mantienen intacto ese sentimiento del periodismo que circula por sus venas. Que asoman negros nubarrones sobre la profesión no pilla de nuevas a nadie, pero que mantengan la confianza de alcanzar sus sueños da cuenta de su fortaleza, de que ni las más adversas circunstancias pueden doblegar el querer llegar a trabajar de redactora en un medio nacional, locutando su propio programa de radio o viajando de freelance por diversos países.

Con la pluma –y por la tecnología el teclado– y el micrófono como armas de guerra han combatido en tantas batallas como sus compañeros de regimiento. Su mayor presencia en las redacciones y en los informativos de televisión, como el caso de La Sexta que lo tiene como marca de la casa, dan muestra de la importancia de su labor en esta profesión, cuya historia tiene aún una deuda pendiente con ellas. Inmersos en el siglo XXI, ya va siendo hora de dejar atrás el pasado, de romper los lastres que portábamos y deshacerse de las barreras y roles tradicionales con los que aún cargan, de que dejen de ser invisibles para muchos que desde arriba ven la vida pasar. Tarea difícil pero no imposible de realizar; merece la pena hacer valer su trayectoria, desde las pioneras como Pardo Bazán hasta las contemporáneas como Maruja Torres o Elvira Lindo, por las conocidas y por las anónimas. Por todas ellas, pasadas, presentes y futuras periodistas de bandera, mujeres que han dado, dan y darán todo su ser por la mejor profesión del mundo, como la bautizó García Márquez.

lunes, 22 de octubre de 2012

Premios inmateriales

Durante mi etapa de estudiante de Secundaria, el instituto al que iba celebraba todos los años, coincidiendo con la festividad del centro, un certamen literario al que me presentaba sin falta, ajeno a los comentarios que me dijeran mis compañeros, reacios a cualquier ápice de cultura. La ilusión con la que modelaba historias en mi cabeza quedaba plasmada en los tres folios que como máximo tenía para contar mi relato, el cual firmaba con un seudónimo, al más noble nombre de Fígaro, para que el jurado dictara sentencia. Al llegar ese momento crucial de saber el ganador del premio, se apodera de ti un particular nerviosismo que te mantiene inerte esperando la respuesta. Las veces que no es tu nombre el que está escrito en el sobre las asumes con entereza, aplaudes a tu rival que se ha esforzado más y ha conseguido escribir una mejor historia. Pero cuando eres tú el afortunado ganador, la felicidad se contagia de uno dejando entrever una sonrisa de oreja a oreja. Recoges dicho premio, sueltas unas palabras de agradecimiento y te marchas entre los aplausos de los presentes. En ese momento no eres consciente, pero el esfuerzo realizado valió para hacerse con él. Siempre he pensado que los premios son recompensa material por el empeño llevado a cabo en la tarea, cuidado con ganas por hacerlo bien, pero parece que todo empieza a cambiar hasta tal punto de andar politizado o bajo la sombra de intereses.

Con la noticia de galardonar a la Unión Europea con el Nobel de la Paz demostraron que no andaba muy equivocado al afirmar que estos criterios están variando. No creo, a pesar de su buena fe, que la actual situación política, económica y social en el continente invite a premiarla, más bien a pensar en un tongo, en un “pucherazo” de tiempos del caciquismo decimonónico. Sea como sea, mi apoyo anda lejos de aquella organización que recompensó la gran labor de la Cruz Roja hasta en tres ocasiones. No negaré, al igual que en otros premios, que haya gente merecedora de ello, pero hay premios y premios. Muchos de los más importantes son inmateriales, tienen ediciones a diario y sus ganadores son anónimos entregados a causas humanitarias. Esa labor ejercida a favor de los más necesitados, sin pedir nada a cambio, es su nominación más segura. No recibirán una medalla con la cara de Alfred Nobel, pero el reconocimiento y el agradecimiento de la sociedad bien valen un premio.

domingo, 14 de octubre de 2012

20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". 

El viento de la noche gira en el cielo y canta. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. 

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. 
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 

Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. 

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. 

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, 
mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Aunque éste sea el ultimo dolor que ella me causa, 
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda, 1924
Veinte poemas de amor y una canción desesperada

jueves, 11 de octubre de 2012

Cuídate

Detrás del tiempo me instale; 
ya ves, ni me quejo ni me quejaré.
Mi ser, los recuerdos y alguna canción 
son hoy mi premio de consolación.

Sin ti, ya no podré escuchar a La Buena Vida más,
volver a reírme de aquel final en el que el bueno acaba mal.

Sin ti, ya no regresaré al lugar donde te conocí.
Lo sé, prohibido recordar. Muy bien, seré sincero.

martes, 9 de octubre de 2012

Come together, John

De no ser por aquel fatídico instante delante del edificio Dakota, en el que Chapman disparó a John Lennon, hoy le estaríamos felicitando por su 72º cumpleaños. Cabeza visible del buque insignia que partió de Liverpool al estrellato y a la fama mundial, polémico y genio, el tándem que formó con Paul McCartney ha sido uno de los más consagrados, más trascendente, querido y odiado, del último siglo.

No será el homenaje más laureado de la red, ni el más floral ni el más extenso, pero sí el más sincero en cuanto un seguidor del grupo pretende recordarle.

viernes, 5 de octubre de 2012

Love me do

Quizá no sea la más conocida, la más recordada por los fans, pero sí que fue la primera que los Fab-Four de Liverpool grabaron, catapultando a John, Paul, George y Ringo a la fama como The Beatles, el cuarteto de música más famoso de la década de los años 60. Hoy se cumplen cincuenta años, medio siglo de historia de la música contemporánea, desde que se estrenara este primer single: Love me do.

Compuesta por Paul McCartney en 1958, durante su etapa de estudiante, la insistencia que hicieron John y él fue determinante para que George Martin, su productor, aceptara a grabarla como single. Varias anécdotas rondan sobre esta canción. No se pusieron de acuerdo en seleccionar a un único batería, y grabaron con tres -incluido Ringo Starr- hasta seleccionar al definitivo, así como el toque final de meter la armónica, tocada por John Lennon. La nota histórica está en que la robó de una tienda en Anheim (Holanda). Entonces no lo sabían, pero ese sería el inicio de su historia, que tendría su primer punto álgido un año más tarde, cuando dio comienzo la 'beatlemanía' con aquel She loves you.

martes, 2 de octubre de 2012

Silencio

En los tiempos que corren experimentamos una sensación de agobio, de malestar por el gentío que nos rodea, de pesar por el dominio del ruido en nuestras vidas. Bajar un día cualquiera por la Gran Vía madrileña se convierte en un particular via crucis para el objetos del ruido. No recomendado para los que buscan evadirse del ritmo frenético de una ciudad que no duerme. Si por casualidad una de estas personas se interna en esa particular jungla de asfalto puede verse con la necesidad imperiosa de gritar; un grito ahogado que reclama huir del bullicio en busca de silencio. Un silencio que vendrá a rodearle para tranquilizar su alma.

Véanlo como una virtud. Como la garantía de la calma sosegada en los descansos de nuestros debates internos. Ese escondite personal donde ocultarnos para aparcar los problemas, que esperan fuera a que salgamos a jugar con ellos. También es la biblioteca en la que separamos nuestros pensamientos según la temática de los mismos. Parafraseaba William Shakespeare que "somos reyes de nuestros pensamientos, pero esclavos de nuestras palabras"; o como comentaba mi madre "calla y aparenta ser tonto y no hables confirmando que lo eres". Sabias palabras del refranero popular.

Pero toda virtud tiene su antítesis, y en el silencio encontramos el ring donde tienen lugar las luchas más fieras entre la razón y el corazón, debatiendo con más de un yo por nuestros aciertos y errores. Es un cuchillo de doble filo permanentemente afilado con el que podemos cortarnos constantemente. Si teníamos aquí una pequeña parcela de recogimiento, también puede ser nuestro Némesis. Diversas circunstancias que el lector podrá intuir de estas palabras, pueden hacer que el silencio nos atrape, perdiéndonos en él, secuestrando nuestras palabras y convirtiéndonos en muñecos de trapo.

Amor y odio hacia el silencio. Abarca momentos íntimos en el que los silencios son palabras mudas y los ojos de los testigos son protagonistas de un fotograma para recordar. Pero también puedes marcharte de una discusión manteniendo en el silencio las frases o insultos reservados, mostrando superioridad sobre el enemigo. Pero ante todo, no hay que renunciar a ello. Como animales racionales hemos comprendido a lo largo de las edades -hasta perderse en la noche de los tiempos- que el silencio favorece las preguntas y el pensamiento personal. Bien lo sabrán los pocos habladores, virtuosos del silencio.