viernes, 9 de octubre de 2015

Crítica de 'Marte'


Cuando Neil Armstrong dijo su célebre frase sobre el suelo lunar, podría predecirse un final de ciclo. Ese término apocalíptico en algunos campos, acabó aplicándose a la carrera espacial, y es que en 1969 Estados Unidos conseguía su preciado objetivo: ganar a la Unión Soviética en su carrera por llegar los primeros a la Luna. Aquel boom espacial perduró el tiempo de las misiones Apolo, pero todas salvo la undécima misión -y si se excluye a grandes rasgos la Apolo XIII- han pasado por no ser tan grandilocuentes, por ser olvidadas por gran parte del público tiempo después. Mirar hacia la Luna como objetivo en la carrera espacial pasó a mejor vida, tanto como el siglo XX que las encabezó. The Moon is dead, long live the Moon. La deliciosa perla roja del cosmos ha cogido su relevo y se ha convertido en el nuevo campo de experimentos de la ciencia y el séptimo arte, así como del fruto de ambos. Con mayor o menor sutileza (y acierto), el hombre ya ha imaginado su incursión en Marte, desde el clásico de Paul Verhoeven y Arnold Schwarzenegger de 1990 (Desafío total) hasta las plomizas y desventuradas intentonas de Brian de Palma (Misión a Marte, 2000) y John Carpenter (Fantasmas de Marte, 2001). Dejando al margen la influencia que Kubrick ha dejado a la ciencia ficción, incluso Philip K. Dick, en un intento de mejorar las expectativas, el último en entrar al trapo ha sido Ridley Scott, quien, después de su periplo por el Éxodo y su búsqueda metafísica de Alien, ha vuelto a denotar el toque de gracia que el sci-fi le ha brindado con Marte (The Martian), el filme que protagonizan Matt Damon y Jessica Chastain basado en la novela de Andy Weir.

La misión del Ares III en Marte debe abandonar el planeta por una terrible tormenta de arena. Durante la evacuación, el astronauta Mark Watney (Matt Damon) queda atrapado y sus compañeros le dan por muerto. Watney, sin embargo, ha sobrevivido, pero se encuentra solo, atrapado a más de 200 millones de kilómetros de la Tierra, con equipamiento y abastecimiento para algo más de un mes. Watney debe conseguir multiplicar sus recursos para conseguir que la NASA contacte con él y sepan que está vivo. No obstante, las autoridades dudan que sea viable un rescate de esas magnitudes, y deciden no contar los hechos al resto de la tripulación de Watney, que, liderados por la comandante Melissa Lewis (Jessica Chastain), regresan a la Tierra. Cuando se les notifica que sigue vivo, tendrán que tomar una importante decisión: continuar sin él o arriesgar sus vidas en una misión por rescatarle. Curiosamente, es la película espacial del cineasta británico en la que más ha tenido los pies en la tierra. Sin ambages ni lecturas filosóficas, que podrían encontrarse en la Interstellar de Nolan, el filme de Scott tira de una simplicidad de lenguaje y acción que es gran parte de su magnetismo. Sus casi dos horas y media de metraje las intercala con bastante acierto, siguiendo el libreto de Goddard, entre el puro drama espacial, el cine de aventura y las perlas humorísticas, a caballo entre 2001: Una odisea del espacio, Gravity y Space Cowboys, haciendo que estas últimas hagan olvidar por momentos la soledad del protagonista.

Los efectos especiales de Marte, como Gravity e Interstellar anteriormente, han sido fundamentales para mostrar en el cine la imagen más o menos nítida del escenario que el ser humano sueña alcanzar el día de mañana. No obstante, y recapitulando errores ya genéricos a la hora de hablar del espacio exterior, más por entretenimiento que por negar la evidencia física, se vuelve a hacer patente el ridículo a la hora de querer mostrar explosiones y ruidos adicionales donde reina la nada. Un condicionante secundario (Alien y Prometheus citando ejemplos del director) que no turba el buen papel y el grato sabor de boca que deja Marte, que tiene la huella palpable del paso de Scott y que condecora a los clásicos (Starman de David Bowie) y a la música disco (los temas de ABBA y Gloria Gaynor entre otros) como parte incondicional de su banda sonora. Una aventura espacial que también se sujeta en la acción sus secundarios, como Kate Mara (House of Cards) o Michael Peña (El tirador) en la tripulación; Jeff Daniels (The Newsroom), que retuerce y constringe esa vena a lo Will McAvoy como el dirigente de la NASA que valora más las audiencias que la vida de uno de sus chicos; y el resto del equipo que intenta traer a Watney a casa: Chiwetel Ejiofor (12 años de esclavitud), Kristen Wiig (La boda de mi mejor amiga), una Mackenzie McHale en escena, o Sean Bean (Juego de Tronos), que deja alto uno de sus momentos más memorables. Damon ha intentado dotar a su personaje del instinto primario de supervivencia que, sin duda, se necesita en esas situaciones de extrema necesidad. Logra darle esa entereza y aplomo en los momentos graves, aunque algo alejado de un carácter más dramático que sí se hubiera precisado; además de encandilar, cuando lo precisa en momentos justos, con la vena humorística que ya tiene en su expediente de gags. Marte vuelve a ser otra notable y placentera visita al extenso universo de Scott. Puede que el día de mañana el ser humano acabe superando sus expectativas y la hazaña vaya más allá de la gran pantalla, y entonces quizá, cuando el próximo Armstrong pise la superficie rojiza marciana, se culmine otro final de ciclo y se dé algo nuevo para lo que el cine, seguro, ya se aventura a cumplir.

Datos a tener en cuenta:
Director: Ridley Scott
Reparto: Matt Damon, Jessica Chastain, Kate Mara, Chiwetel Ejiofor, Kristen Wiig, Jeff Daniels, Sebastian Stan, Mackenzie Davis, Michael Peña, Sean Bean, Donald Glover, Aksel Hennie...
Género: ciencia ficción
Nacionalidad: estadounidense
Estreno en España: 16 de octubre de 2015
Distribuidora en España: Twentieth Century Fox
Duración: 142 minutos aprox.
Clasificación: no recomendada para menores de 13 años
Valoración personal: 8