viernes, 28 de enero de 2011

El discurso del Rey

JON BURGOA | Madrid
El discurso del Rey, el último largometraje dirigido por el cineasta británico Tom Hooper, era uno de los estrenos más esperados a finales del 2010. Hace pocos días se confirmó que, además de ser un éxito internacional en taquilla y estar avalada por la crítica, es candidata a 12 premios en la 83º edición de los Premios Óscar.
Basada en hechos reales, narra la vida del monarca Jorge VI (Colin Firth), quien sufrió de tartamudez desde la infancia, lo que le impidió comunicarse correctamente perjudicándole principalmente en su vida pública. Una historia de superación personal que a partir de un discurso radiofónico unió a su país en uno de los momentos más críticos del siglo XX.

Década de los 30. Al principio de la película, se muestra la complejidad del futuro rey por hablar en público. Su mujer, Isabel Bowes (Helena Bonham Carter), intentando acabar con su problema de comunicación, le lleva a diversos logopedas y especialistas para intentar corregir el defecto. El mal carácter del Duque de York, título previo a ser monarca, así como los nefastos resultados de todas las pruebas, hacen pensar que es algo imposible de cambiar, hasta que encuentran la solución.

Un especialista australiano, gran aficionado al teatro shakesperiano, llamado Lionel Logue (Geoffrey Rush), cuyos métodos son poco convencionales y controvertidos conseguirá cambiar la vida del futuro monarca. Al principio, su desconfianza y la experiencia previa hace que vea que es en vano. A partir de una locución que graba Lionel, el Duque de York ve que ha conseguido hablar sin tartamudear, por lo que decide darle una oportunidad. Los avances son evidentes pero aún falta un largo trecho para comprobar que puede comunicarse perfectamente.
Tras la muerte de su padre, el rey Jorge V, en 1936, sube al trono su hermano mayor como Eduardo VIII, abdicando a finales del mismo año sin ser coronado, provocando además la caída del gobierno de Stanley Baldwin. Con esta situación, el futuro monarca se enfrenta a su situación más compleja ya que sus problemas de locución aún siguen presentes.

El momento crucial que marca el antes y el después en esta película es su coronación como Jorge VI, rey del Reino Unido, en la abadía de Wensmister, hecho que ocurrió el 12 de mayo de 1937. Durante los preparativos, mantiene una disputa con Lionel sobre sus orígenes, en el cual le informa de que sabe que no es un doctor en la matería, ni tan siquiera un especialista con título. En la misma, le reitera su autoridad como monarca, a lo cual Lionel le hacer ver que su coraje conseguirá derrocar el miedo y hacer frente a su defecto.

El tres de septiembre de 1939, dos días después de comenzar la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña declara la guerra a Alemania, al no replegar las tropas que han invadido Polonia. La gran prueba a la que tiene que enfrentarse el Rey, en la hora de la verdad, en momentos de profunda crisis, ha llegado.
Destacar la presencia en esta última parte de Neville Chamberlain, primer ministro durante este transcurso de tiempo y, sobre todo, de Winston Churchill, posterior primer ministro (1940) y premio Nobel, quien jugaría un papel importante en la lucha contra el Tercer Reich ayudando a los aliados.
Llegado al Palacio de Buckingham, Jorge VI duda antes de empezar. Tiene miedo de fracasar ante su pueblo. Lionel le pide que no se deje dominar por el miedo y que realice ejercicios de relajación intercalando insultos, con los que consigue no trabarse. Algo que puede pillar de sorpresa al espectador, aunque de tantas veces que los ha repetido termina por ser algo común en Bertie, apelativo cariñoso del monarca.

Cuatro, tres, dos, uno... Tartamudea al comienzo, pero consigue dominar la situación y realizarlo. El final del mismo consigue emocionar por el sentimiento que pone, pidiendo unidad y esfuerzo a la nación, por no flaquear y no dudar en la victoria y en la ayuda de Dios. Termina y ve que ha conseguido superar su miedo. Todas las personas que le han acompañado durante el discurso, en salas contiguas y a su paso, le aplauden. Por último, junto a su mujer y sus dos hijas, la futura Reina Isabel II y la Princesa Margarita, salen al balcón del Palacio a saludar al pueblo que espera aplaudiendo en la plaza.
Lionel ha cumplido con su trabajo, algo que el rey siempre recordará. Tras este episodio, durante el transcurso de la II Guerra Mundial, le acompañó en todos sus discursos, que fueron una fuente de moral para la población británica durante el conflicto armado.

Como curiosidad final, cabe decir que hasta la muerte del monarca (1952) ambos mantuvieron una buena relación como amigos.

La ambientación británica es un factor cuyo resultado se percibe durante la película. Las características de dicho clima se hacen notar en todo momento: los paseos matinales con niebla, el ambiente borrascoso que pesa sobre Londres...
Presenta un aspecto antiguo, en algunos casos sobrio y en otros elegante y victoriano. Esta original mezcla consigue trasladar al espectador del siglo XXI a mediados de los años 30, haciendo que se impregne con la esencia de la época.
Cómo no, la música es uno de los elementos claves en muchas películas y ésta no es una excepción, ya que en cada situación en la que está presente consigue emocionar al público haciendo que sienta empatía hacia el protagonista. La banda sonora corrió a cargo de Alexandre Desplat, que logra dar sentimiento a sus composiciones, ya fuera a base de instrumentos de cuerda, coro o piano.
Si puedo destacar algo por encima del resto, eso son los diálogos entre Colin Firth y Geoffrey Rush durante las terapias para solucionar la tartamudez del monarca. El mal carácter del rey, la ansía necesidad de fumar para calmar la voz, así como la intervención de su mujer en algunos ejercicios por intentar solucionar el problema, son escenas en las que se entremezclan tragedia, emoción y una pizca de fino humor británico.
Es poco común ver a un monarca, como dije anteriormente, decir continuamente insultos. Que de cada cinco palabras que diga, cuatro lo sean, no es algo propio de la monarquía, y menos de la británica, que para el refinamiento y la clase son los que más ventaja nos llevan.
Es una película muy recomendable para todos aquellos amantes de la historia o, también, para aquellas personas que les gusten las películas de Colin Firth, el cual tiene muchas papeletas para triunfar gracias al papel de Jorge VI.
Posiblemente, nos encontramos ante una de las mejores películas en las que ha trabajado, y en un marco muy alejado al que nos dejó ver en A single man, El diario de Bridget Jones o Love Actually.

El discurso del Rey opta en los Premios Goya a mejor película europea, la cual veo como favorita, junto a la de Roman Polanski. En la plana internacional, habrá que esperar qué papel juega en los BAFTA y en los Óscar. Para los primeros optará a 14 nominaciones, para la norteamericana, serán doce. Pero en las dos partirá como clara favorita. Nominada a mejor película, mejor dirección, mejor guión original, mejor actor principal, mejor actor de reparto, mejor actriz de reparto, mejor dirección artística, mejor fotografía y mejor música original en ambas, más que seguro que alguno cae. No hubo tanta suerte en los Globos de Oro. De los siete premios a los que optaba, sólo Colin Firth se hizo con el suyo. Habrá que ver lo que dicta la suerte en febrero, o el jurado de ambos certámenes.

Datos a tener en cuenta:

Director: Tom Hooper
Reparto: Colin Firth, Geoffrey Rush, Helena Bonham Carter, Michael Gambon, Guy Pearce, Derek Jacobi, Timothy Spall...
Género: drama histórico
Nacionalidad: británica
Estreno en España: 22 de diciembre del 2010
Duración: 118 aprox.
Clasificación: para todos los públicos
Valoración personal: 9

jueves, 20 de enero de 2011

20 de enero


20 de enero. Para muchos, este día no tiene un significado especial. Es uno más, el vigésimo del año, pero de ahí no pasan. En la festividad de San Sebastián, mártir cristiano asateado, celebra su particular día grande la ciudad que lleva por nombre la del santo, la que muchos llamamos Donostia. Una de las perlas del Cantábrico. Después de muchos años, mi sentimiento hacia esta ciudad se ha mantenido inalterable, e intentaré que siga siendo así por mucho tiempo.

Mi relación con esta ciudad que tanto adoro comenzó hace unos cuantos veranos, cuando la visité por primera vez. Concretamente, el sábado 15 de julio del 2006, víspera del Carmen. Y de ahí hasta ahora, han sido unas temporadas consecutivas visitándolo. El joven de diecinueve años ahora intenta rememorar y plasmar en este blog lo que vivió aquel chaval de apenas quince que lo guardó en su retina.

Un trayecto de apenas una hora desde mi pueblo era lo que me separaba de Donostia. Un paseo bordeando toda la costa guipuzcoana, parando por Getaria, Zarautz y compañía antes de llegar al último objetivo.
Llegar y ver a lo lejos desde la ventana el Cantábrico, con el Urgull imponente guardando la playa de la Concha...

Entramos por Amara Nuevo, bordeando Anoeta, hacia la plaza de Pío XII, cerca de la estación de autobuses y frente a lo que fueron los cines Astoria, tan recordados para unos pocos.
Cuando llegábamos hacia el Boulevard yo, Joseba, Ane y Saioa, nos desvíamos hacia la Catedral del Buen Pastor, sin duda imponía tal estampa.
Sigo mi camino. "Un sordo paseo por el Boulevard", como decía la canción. La casa de Pío Baroja, el mercado de la Brecha o el Casco Viejo. Nos vamos de allí para cruzar el puente sobre el Urumea; a mi izquierda, la playa de la Zurriola con el Kursaal.
De esto sí me acuerdo, no pasará como anécdota, pero sí como recuerdo. Mirando hacia el sur, hacia donde el Urumea se pierde en dirección a Amara, a mano derecha dejaba el Teatro Victoria Eugenia. Tanto que había oído hablar de él, de su historia, de las celebridades que por ahí habían pasado... Aunque no sé si tendrá más glamour que el otro edificio que está bajando el Paseo de la República Argentina: el Hotel María Cristina.
Seguir más abajo. Encontrarme y cruzar el puente de María Cristina y ver la Estación del Norte. Historia y música se funden en este último espacio.

Vuelvo hacia el Ayuntamiento y oigo a lo lejos el pitido del trenecito. Suena de cachondeo viniendo de la capital, lo asumo, pero ese trenecito hace las delicias de muchos turistas, de niños con sus padres, de nietos con sus abuelos... De risas y añoro de la infancia. Al fin y al cabo, forma parte del ambiente de esta ciudad.
Acercarte a las barandillas de la Concha y quedarte hipnotizado con el paisaje tan hermoso que tienes ante tus ojos, sin percatarte de la curiosidad de las propias barandillas, y es que no todos los tramos son iguales. Detalle no de observador, sino de casualidad.
Cogemos el coche y atravesamos el Paseo de la Concha hacia Igueldo. Con la videocámara capté todo el trayecto, filmando la playa, el carril bici, el Centro La Perla, la isla de Santa Clara, Ondarreta... En mente, una musiquilla que ya había oído antes, compuesta por Xabier San Martín al piano.

Llegamos a Igueldo a mediodía. El coche, al pie del monte. Debajo, un gran complejo deportivo. Subimos por el funicular. El mismo que sirvió para Mikel Erentxun en su videoclip Mañana. Un único carril de ida y vuelta que encuentra su pareja a mitad de camino, cuando ambos funiculares se topan. Arriba, el particular parque de atracciones donostiarra. Y, sin duda, una de las mejores vistas de la ciudad. Todo aquel que ha subido ahí se ha quedado prendado de la vista. Santa Clara se muestra como una majestuosa isla frente a la Concha.

Un tiempo entre las atracciones, viendo como Ane se divierte con su padre, mientras mi prima y yo les vemos montando en el "Río Misterioso" y la "Montaña Suiza".

Bajar de nuevo por el funicular y dirigirme a uno de los reclamos turísticos más conocidos de Donostia, El Peine del Viento, de Eduardo Chillida. Uno de los puntos más románticos de la ciudad en el que olas rompen contra las rocas dejando estelas de espuma que vuelan ligeras como el viento. No me paro; hay mucho por descubrir aún. Vuelvo sobre mis pasos hacia Ondarreta, la playa vecina. Veo Santa Clara frente a mí. Otra estampa para enmarcar. Y una fotografía frente a Santa Clara, como reza Inmortal. De todas las posibles, me quedo con ésta para repetir la próxima vez que vuelva. Un sábado soleado de mediados de julio, con el sol sobre mi cabeza, el mar azul profundo y la isla que se antoja verde en algunas partes.

Llega la tarde y recorremos de nuevo la ciudad. Vuelvo sobre el Casco Viejo, el Buen Pastor tiene otro matiz. La Zurriola, el Kursaal, la iglesia de Santa María en el Centro, que nos pilló en boda, el puerto, el embarcadero, los chiringuitos y el Museo Naval. Sin duda un día completo que no olvidaré, y que significó el comienzo del cariño hacia esta ciudad tan especial...

La medianoche del 19 comienza la fiesta en la plaza de la Constitución con la izada de la bandera de la ciudad. Un momento de júbilo sin duda. En la plaza no cabe ni un alfiler, es un espectáculo que pocos allí quieren perderse, y que muchos fuera queremos presenciar. Con la izada llevada a cabo por el alcalde, la sociedad Gaztelubide y representantes de otras tamborradas comienzan a tocar la Donostiako Martxa del maestro Raimundo Sarriegui, que este año celebraba su 150º aniversario, y el resto de composiciones: Diana, Retreta, Iriyarena, etc. Vestidos como cocineros y soldados de regimiento de la época napoleónica, el general, se encarga de coordinar a todos los tamborileros, que al unísono hacen retumbar la plaza, apoyados por la multitud que canta la Martxa.

Es la primera noche del año en que en Donostia truenan los tambores y barriles, al son de la música. Un momento muy emotivo, que recuerda a los pasacalles que hacen muchos de los pueblos en Andramaris. Son las mismas canciones que tocaban en Ondarroa, en las fiestas de agosto. La misma sensación de emoción contenida... Durante todo el día de hoy un total de 3.402 personas harán sonar los tambores, mientras que 6.680 se encargarán de tocar los barriles. Todos ellos estarán acompañados por 2.008 músicos. Por la tarde, se realiza la tamborrada infantil en el que desfilarán 45 centros escolares con 52 compañías.

Esta medianoche terminará la fiesta. Me recordará un poco al Pobre de mí pamplonés con el que se da fin a los sanfermines. Cuando Odón Elorza, alcalde de San Sebastián, arríe la bandera en la Plaza de la Constitución, la sociedad más antigua de la ciudad, la Unión Artesana, será la encargada de poner el broche de oro a la fiesta interpretando por última vez la Donostiako Martxa, con más clamor si cabe. Si ayer viéndolo por la ETB-1 en internet ya me emocionaba, sin duda, la despedida será mucho más.

Sebastian bat bada zeruan,
(Hay un Sebastián en el cielo)
Donosti bat bakarra munduan
(un único Sebastian en el mundo)
Hura da santua ta hau da herria,
(él es el santo y éste es el pueblo)
horra zer den gure Donostia!
(¡he aquí lo que es nuestro, San Sebastián!)

Termino ya con un vídeo que puede significar mucho para algunos, o ser un mero videoclip más. Sin duda, fue una de las mejores canciones de la primera etapa del quinteto donostiarra La Oreja de Van Gogh, con Amaia Montero como vocalista, y también del tercer disco del grupo, Lo que te conté mientras te hacías la dormida: "20 de enero".

Cómo no. Un día tan señalado tenía que ser plasmado de esta forma. Llámame romántico, sensiblero, añorante... Lo que quieras, pero al igual que hay personas que te marcan en la vida, las experiencias y los lugares por los que pasas también te dejan huella. Y prometo que Donostia, sin duda, ha sido una de las que más me ha calado.

Al analizar a fondo la canción, al indagar entre sus letras y acordes, como en muchas del grupo, encuentro una intrahistoria cargada de sentimientos, esperanza, cariño y amor. De esas que gustan oir, sentir y más aún vivir. Porque siempre hay un tren que no duerme, un andén en el que las miradas se cruzan, un puñado de sentimientos que expresar y un montón de preguntas por contestar.

martes, 11 de enero de 2011

XXV edición de los Premios Goya

JON BURGOA | Madrid
Como ya es costumbre dentro del panorama cultural desde 1987, se celebra a comienzos de año la gala de entrega de los Premios Goya, nombre común por el que conocemos a los Premios Anuales de la Academia, que entrega la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.

Desde hace unos años, la producción cinematográfica que se realiza en nuestro país está mejorando. Los resultados están a la vista: El orfanato, Celda 211 o Camino, son tres ejemplos de algunas películas que han superado las espectativas y los prejuicios del cine patrio.

Este año resultará especial. Por una parte, se cumple un cuarto de siglo de la gala, y por otro, se enfrentarán por la afamada estatuilla dos pesos pesados de la Academia: el presidente, Álex de la Iglesia, y la vicepresidenta, Icíar Bollaín.
El primero con Balada triste de trompeta opta como máxima candidata a quince galardones, mientras que También la lluvia es candidata a trece. La intermedia, la producción en catalán de Agustí Villaronga, Pa negre, opta a catorce. La cuarta más nominada, novedad por su formato, es la dirigida por el gallego Rodrígo Cortés, Buried, que intentará hacerse con los diez estatuillas a las que ha sido nominada.
Andreu Buenafuente repetirá por segundo año consecutivo como maestro de ceremonias el próximo domingo trece de febrero, aunque esta edición se celebrará en el Teatro Real. La ocasión lo merece, no todos los años se cumplen veinticinco.

Sin duda, acerté de lleno allá por septiembre cuando escribí en este blog, a raíz de los premios conseguidos por Álex de la Iglesia en la Mostra de Venecia, que Balada triste de trompeta era una clara candidata.

Os dejo el listado completo de las candidaturas. ¡Hagan sus apuestas! Yo ya tengo mis favoritos para algunas modalidades, aunque bueno, no depende de un criterio personal, sino del que tenga la Academia.

Goya honorífico

  • Mario Camus

  • Mejor película

  • Balada triste de trompeta

  • Buried

  • Pa negre

  • También la lluvia

  • Mejor dirección

  • Álex de la Iglesia por Balada triste de trompeta

  • Rodrigo Cortés por Buried

  • Agustí Villaronga por Pa negre

  • Iciar Bollaín por También la lluvia

  • Mejor dirección novel

  • David Pinillos por Bon Apetit

  • Emilio Aragón por Pájaros de papel

  • Juana Macías por Planes para mañana

  • Jonás Trueba por Todas las canciones hablan de mí


  • Mejor guión original

  • Álex de la Iglesia por Balada triste de trompeta

  • Chris Sparling por Buried

  • Armando Bó, Nicolás Giacabone y Alejandro González Iñarritu por Biutiful

  • Paul Laverty por También la lluvia


  • Mejor guión adaptado

  • Jordi Cadena por Elisa K

  • Julio Médem por Habitación en Roma

  • Agustí Villaronga por Pa negre

  • Ramón Salazar por 3MSC


  • Mejor interpretación masculina protagonista

  • Antonio de la Torre por Balada triste de trompeta

  • Javier Bardem por Biutiful

  • Ryan Reynolds por Buried

  • Luís Tosar por También la lluvia


  • Mejor interpretación femenina protagonista

  • Elena Anaya por Habitación en Roma

  • Emma Suárez por La mosquitera

  • Belén Rueda por Los ojos de Julia

  • Nora Navas por Pa negre

  • Mejor interpretación masculina de reparto

  • Eduard Fernández por Biutiful

  • Álex Angulo por El gran Vázquez

  • Sergi López por Pa negre

  • Karra Elejalde por También la lluvia

  • Mejor intrepretación femenina de reparto

  • Terele Pávez por Balada triste de trompeta

  • Ana Vagener por Biutiful

  • Pilar López de Ayala por Lope

  • Laia Marull por Pa negre

  • Mejor actor revelación

  • Juan Carlos Aduviri por También la lluvia

  • Francesc Colomer por Pa negre

  • Manuel Camacho por Entrelobos

  • Oriol Villa por Todas las canciones hablan sobre mí

  • Mejor actriz revelación

  • Aura Garrido por Planes para mañana

  • Carolina Bang por Balada triste de trompeta

  • Marina Comas por Pa negre

  • Natasha Yarovenko por Habitación en Roma

  • Mejor película europea

  • El escritor de Roman Polanski

  • El discurso del Rey de Tom Hooper

  • La cinta blanca de Michael Haneke

  • Un profeta de Jacques Audiard

  • Mejor película extranjera de habla hispana

  • Contra corriente de Javier Fuentes-León (Perú)

  • El hombre de al lado de Gastón Duprat y Mariano Cohn (Argentina)

  • El infierno de Luís Estrada (México)

  • La vida de los peces de Matías Bize (Chile)

  • Mejor película documental

  • Bicicleta, cuchara, manzana de Carles Bosch

  • Ciudadano Negrín de Imanol Uribe

  • How much does your building weigh, Mr. Foster? de Norberto López Amada y Carlos Carcas

  • María y yo de Félix Fernández de Castro

  • Mejor montaje

  • Alejandro Lázaro por Balada triste de trompeta

  • Ángel Hernández Zoido por También la lluvia

  • Stephen Mirrione por Biutiful

  • Rodrigo Cortés por Buried


  • Mejor dirección de fotografía

  • Antonio Riestra por Pa negre

  • Eduard Grau por Buried

  • Kiko de la Rica por Balada triste de trompeta

  • Rodrigo Prieto por Biutiful

  • Mejor música original

  • Roque Baños por Balada triste de trompeta

  • Gustavo Santaolalla por Biutiful

  • Víctor Reyes por Buried

  • Alberto Iglesias por También la lluvia

  • Mejor canción original

  • In the lap of the mountain (Garrett Wall Band) por Buried

  • Loving strangers (Russian Red) por Habitación en Roma

  • Que el soneto nos tome por sorpresa (Jorge Drexler) por Lope

  • No se puede vivir con un franco (Emilio Aragón) por Pájaros de papel

  • Mejor dirección artística

  • Ana Alvargonzález por Pa negre

  • Brigitte Broch por Biutiful

  • César Macarrón por Lope

  • Edou Hydallgo por Balada triste de trompeta

  • Mejor diseño de vestuario

  • Mercè Paloma por Pa negre

  • Paco Delgado por Balada triste de trompeta

  • Sonia Grande por También la lluvia

  • Tatiana Hernández por Lope

  • Mejor maquillaje y/o peluquería

  • José Quetglas, Pedro Rodríguez y Nieves Sánchez Torres por Balada triste de trompeta

  • Karmele Soler, Martín Trujillo Macías y Paco Rodríguez por Lope

  • Alma Casal y Satur Merino por Pa negre

  • Karmele Soler y Paco Rodríguez por También la lluvia

  • Mejor sonido

  • Charly Schmukler y Diego Garrido por Balada triste de trompeta

  • Urko Garai, Marc Orts y James Muñoz por Buried

  • Dani Fontrodona, Fernando Novillo y Ricard Casals por Pa negre

  • Emilio Cortés, Nacho Royo-Villanova y Pelayo Gutiérrez por También la lluvia

  • Mejor dirección de producción

  • Yousaf Bokhari por Balada triste de trompeta

  • Edmon Roch Colom y Toni Novella por Lope

  • Aleix Castellón por Pa negre

  • Cristina Zumárraga por También la lluvia

  • Mejores efectos especiales

  • Reyes Abades y Ferrán Piquer por Balada triste de trompeta

  • Gabriel Paré y Àlex Villagrasa por Buried

  • Gustavo Harry Farias y Juanma Nogales por También la lluvia

  • Raúl Romanillos y Marcelo Siqueira por Lope

  • Mejor película de animación

  • Chico y Rita

  • El tesoro del Rey Midas

  • La tropa de trapo en el país donde siempre brilla el sol

  • Las aventuras de Don Quijote

  • Mejor cortometraje de ficción español

  • Adiós papá, adiós mamá

  • El orden de las cosas

  • Una caja de botones

  • Zumo de limón

  • Mejor cortometraje documental español

  • El cine libertario: cuando las películas hacen historia

  • El pabellón alemán

  • Memorias de un cine de provincias

  • Un dios que ya no ampara

  • Mejor cortometraje de animación español

  • Exlibris

  • La bruxa

  • La torre del tiempo

  • Vicenta