viernes, 3 de octubre de 2014

Crítica de 'Torrente 5. Operación Eurovegas'


Corrupción a destajo, blanqueo de capital, aumento de impuestos, crisis social, política y económica, rebaja de leyes permisibles con el juego, Eurovegas y el pseudoprofeta de Adelson, el caso Palau, el aeropuerto de Castelló, sobresueldos, Bárcenas, Urdangarin, la independencia de Cataluña, los problemas del IVA, la recesión y el euro... Demasiados problemas juntos para hacerles frente. Cualquiera que viera todo ello, en las circunstancias actuales de España, se llevaría las manos a la cabeza y pediría que la cosa terminase cuanto antes. Otros, locos quizá -pero les va el negocio en ello-, ven necesario mezclar todo y sacar un producto lisérgico que mostrar a la gente y que la permita reírse de la penosa situación. Santiago Segura ha dado, después de dos intentos nefastos, con la tecla adecuada, dirigiendo una secuela mordaz, ácida y rellena de cameos amigos que remonta el vuelo del personaje más patán y casposo de la cinematografía castiza.

Ambientada en 2018, con Rajoy al frente del Gobierno y Pablo Iglesias como líder de la oposición, con una Cataluña independiente y finalista del Mundial, España fuera de la Unión Europea, del euro, con una nueva peseta en circulación y el sueño del Eurovegas ya cumplido, José Luis Torrente sale de prisión, un lugar privilegiado dada la situación de esa hipotética pero cercana visión de la España futurista. Tras reencontrarse con Currito y su primo, a quien da vida un más que creíble Jesulín de Ubrique, planean dar el golpe del siglo a un casino, y para ello requieren de la ayuda de John Marshall (bienvenida de Alec Baldwin al cine español), un antiguo encargado del sistema de seguridad, quien a su vez necesitará de un equipo reunido por Torrente para asegurarse el plan. Un plan made in Spain que roza lo cafre y paródico, imitiando al cine de Steven Soderbergh, de quien maman Ocean's Eleven (2001), película que Torrente no asocia sino con La cuadrilla de los once (1960, Lewis Milestone), con Frank Sinatra; aunque el carácter berlanguiano de Torrente 5 empuja a hacer piña con La pandilla de los once (1963, Pedro Lazaga).

Quizá le ha costado dos intentos, pero Segura ha conseguido una secuela diferente, en la que la basta crítica social que emana es protagonista muda, presente en muchas de las acciones y motivaciones de los personajes, sin olvidar los gags y guiños propios de un icono identitario de la España cañí. Los amiguetes que en las diversas entregas reúne son la crema del pastel. Más allá del argumento simploide que arma la película, las actuaciones de sus secundarios resultan necesarias para arrancar la locomotora y sacar, por descontado, las risas del personal. En este caso, uno disfruta viendo a Tomás Roncero como seleccionador de Cataluña, el retorno de Neus Asensi y la siempre querida Chus Lampreave, a Chiquito de la Calzada -donde esté, bienvenido es-, a Carlos Areces tirando de libro de estilo de Muchachada Nui, el reencuentro de Pajares y Esteso, como si de un mal sueño se tratase o una secuela innecesaria de Los bingueros (1979) o Todos al suelo (1981). No podía faltar los guiños hacia El Fary y especialmente hacia Tony Leblanc, cuyo homenaje en la película es sincero y sentido. Retomando lo antes dicho, Alec Baldwin interpreta más que correctamente el papel que se le encomendó, igual que Jesulín de Ubrique, con cameo de la mujer y guiño a la ex parienta por descontado. Si Segura es listo sabrá que a la quinta ha conseguido su objetivo. Va la vencida, por fin. No hay por qué alargar más, es un buen cierre. Eviten las letanías quienes pidan una próxima entrega.

Datos a tener en cuenta:
Director: Santiago Segura
Reparto: Santiago Segura, Alec Baldwin, Jesulín de Ubrique, Julián López, Anna Simón, Angy, Florentino Fernández, Fernando Esteso, Carlos Areces, Cañita Brava, Barragán, Chus Lampreave...
Género: comedia
Nacionalidad: española
Estreno en España: 3 de octubre de 2014
Duración: 105 minutos aprox.
Clasificación: no recomendada para menores de 16 años
Valoración personal: 6

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