En apenas un minuto, el director Daniel Sánchez Arévalo consigue desempolvar todos (la gran mayoría) los clichés que poblan el cine español. Y no el de ahora, no el de este siglo XXI, sino los que se remontan desde mediados de los años 60 hasta la actualidad. El torero, la monja, el guardia civil, el soldado (el bueno y el malo, según unos; el republicano y el nacional, según otros) o la flamenca. ¡Vaya grupo de rehabilitación! Todos ellos, dirigidos por Raúl Arévalo, que tiene pendiente el estreno de La isla mínima.
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