martes, 20 de marzo de 2012

El rey del hielo: el oso polar


El oso polar u oso blanco (Ursus maritimus) es una especie de mamífero carnívoro de la familia de los osos (Ursidae). Vive en el medio polar y zonas heladas del Hemisferio Norte.
Presenta un perfil más alargado que el de otros osos y las patas más desarrolladas, tanto para caminar como para nadar largas distancias. Las orejas y la cola son muy reducidas, para mantener mejor el calor corporal. Para ello está también una gruesa capa de grasa subcutánea y un denso pelaje, que en realidad es translúcido, formado por miles de pelos huecos (que al estar llenos de aire, son un buen aislante térmico). La piel es negra para atraer mejor la radiación solar y aumentar así el calor corporal.
Los machos adultos alcanzan normalmente pesos de entre 350 y 680 kg. Las hembras suelen pesar alrededor de la mitad. Sin embargo, en el tiempo en el que acumulan grasa antes de dar a luz, pueden pesar entre 350 y 500 kg. Los machos pueden medir hasta 2,6 metros de largo, mientras que las hembras rondan los 2 metros.

Costumbres
El oso polar vive cerca de las aguas cubiertas de hielo. Es un carnívoro semiacuático que suele mantenerse activo durante todo el invierno, aunque puede aletargarse y vivir de sus depósitos de grasa en cualquier época del año si escasea el alimento.
En verano rastrean el aire con su poderoso olfato, a la búsqueda de crías de foca resguardadas en cámaras bajo el hielo; más raramente se acercan a las colonias reproductivas de morsas, donde capturan ejemplares jóvenes, o a las zonas de anidación de aves marinas, como los araos, para alimentarse de huevos y pollos.
No hibernan, y durante estos meses fríos suelen ser seguidos por decenas de zorros árticos que devoran las carroñas que deja a su paso, pero nunca los atacan. Los hábitos de estos animales son casi siempre solitarios, y son frecuentes las peleas entre machos para aparearse con las hembras y las peleas entre individuos de cualquier sexo para apoderarse de la comida. Cuando se funde el hielo, a finales de julio, acuden a la orilla y ayunan hasta que el mar vuelve a helarse.

Reproducción
El período de apareamiento (único en que los osos de ambos sexos se reúnen y tratan de forma amistosa) es entre abril y mayo, pero los óvulos no se fertilizan y comienzan a desarrollar hasta septiembre aproximadamente, en lo que se conoce como implantación diferida. Durante este tiempo, la hembra trata de almacenar la mayor cantidad de grasa posible.
Sólo las hembras preñadas buscan refugio durante el invierno (aunque no hibernan), dando a luz una o dos crías durante el invierno en un refugio excavado en el hielo. Las madres no comen nada durante este periodo, sino que viven de la grasa que han acumulado en su cuerpo durante el invierno, mientras que los cachorros se alimentan de la leche materna. Esto ocasiona en las madres una fuerte pérdida de peso, que deben recuperar durante el verano.
Las crías nacen en octubre, tras una gestación sorprendentemente corta. Al nacer miden apenas 30 cm de altura y pesan 700 g, no tienen ningún diente, son ciegas, y totalmente desvalidas. En el curso de 5 meses crecen rápidamente, de tal manera que al inicio del verano pueden seguir perfectamente a la madre. Algunos oseznos llegan a convivir con su madre hasta los 2 o 2 años y medio de edad. Maduran sexualmente entre los 3 y los 4 años, y pueden vivir un máximo de 30 años.

Amenazas
Tradicionalmente, los osos polares fueron cazados por los esquimales y otros pueblos árticos, por su carne y piel, evitando ingerir el hígado ya que su consumo es peligroso para el ser humano. Los colonos europeos comenzaron a matarlos como deporte y solución para evitar incursiones en poblados, donde podían robar comida o atacar a los animales domésticos.
La UICN considera que su número se ha reducido en más de un 30% en poco menos de 45 años.

Para 2008 la población se calculaba entre 20.000 y 25.000 individuos. Hasta hace algunos años, los osos polares se cazaban desde embarcaciones de motor, avionetas e incluso helicópteros. Esta caza masiva puso la especie al borde de la extinción, por lo que acabó prohibiéndose en ciertos países como Rusia o Noruega y regulándose en los demás, en Canadá país que presenta la mayor parte de la población mundial de osos polares se permite a los inuit cazar un cierto número de ejemplares.

De igual manera en 2010 se autorizó a las poblaciones indígenas de EEUU y Rusia mediante un acuerdo entre ambos países una cuota anual de 29 ejemplares, cuota anulada recientemente por Rusia que prohíbe totalmente la caza de osos polares en su territorio. También se persigue el uso de cebos envenenados para matar a los osos.
Las amenazas más modernas las constituyen la acumulación de contaminantes en el hielo y atmósfera árticos y el calentamiento que está afectando su ecosistema.

Diana P.; Patricia G.; Miriam N.; Pilar S. y Lidia R.
Biología de la Conservación
Grado en Biología, Universidad Rey Juan Carlos

No hay comentarios:

Publicar un comentario