lunes, 21 de noviembre de 2011

De Zapatero a Rajoy


JON BURGOA | Madrid
A buen entendedor, pocas palabras bastan. Creo que con esta frase, este estudiante de Periodismo resume la jornada electoral de la que fue testigo ayer, 20 de noviembre.
Esta mañana, esa frase nos servía a muchos. Cruces de miradas sabiendo el resultado de la pasada noche y lo que ello supondrá a partir de ahora durante cuatro años. Se piensa y se reflexiona por dentro, cada uno con su versión de los hechos y con su historia particular. Pero todos a sabiendas de que España ha sido unánime. Quiere el cambio.
Mucha gente se queda con el titular de la jornada. EL PAÍS: "La crisis da todo el poder a Rajoy"; EL MUNDO: "El mandato del cambio"; ABC: "Triunfo histórico" o LA RAZÓN: "Confianza absoluta" entre otros.
Todas las portadas coinciden. Hablemos del Partido Popular. Más que cinco minutos de gloria, tiene todos los quioscos esta mañana. Mariano Rajoy consigue su mayoría absoluta con 186 diputados, batiendo récords de los populares desde su creación y dejando atrás a Manuel Fraga y José María Aznar en cifras.

¿Pero cuál ha sido el devenir socialista? He visto consternación y lágrimas de impotencia, aun a sabiendas de lo que iban a tener. Esa sensación que sabes que algo sale mal pero hasta el momento en que se confirma, te aferras a un hilillo, hipotético, de esperanza.
110 diputados. Si pensaba que la mala gestión de la anterior legislatura auguraba malos resultados, desde luego no eran tan malos en mis cábalas. 110 diputados; 59 menos que en el 2008. Por debajo del mínimo que supuso los 125 de Joaquín Almunia. Peor que los 118 de 1977 con Felipe González. Cabe recordar que en ese momento, España estaba saliendo de un proceso de transformación propia que le iba a llevar por cambiar todo su modelo político, de dictadura a monarquía, consolidando la democracia. Eran otros tiempos, y la crisis que nos azota no entraba en los planes de ninguno de esa época.

Vi el discurso de Alfredo Pérez Rubalcaba anoche en la sede de Ferraz. Más que tristeza por no conseguir buenos resultados, creo que no se nos pasó pensar siquiera en victoria, era una imagen que daba pie a pensar en el ciclón que va a ser el partido a partir de hoy. Traicionadas las bases, pisados los principios que muchos defendieron y por los que sufrieron, con unas formas de gestión para nada asequibles a un modelo ideológico propio y con unos políticos pésimos, toca -casi como una imploración generalizada- plantearse el cambio de rumbo. Dije el pasado viernes que es necesario, fueran los que fueran los resultados, una reflexión profunda mediante congreso para poner la nueva dirección. Esta mañana, el presidente en funciones del Gobierno y secretario general del PSOE, José Luís Rodríguez Zapatero, anunciaba que se producirá en febrero. Casi tres meses en los que las dudas van a estar sobrevolando a los candidatos. Él, hasta que se produzca, seguirá en la dirección. Sigue en el aire qué pasará con Rubalcaba y con su rival interina, Carme Chacón. ¿Se repetirá el numerito del mes de abril?

Pero volviendo a lo que fue la jornada, ya que esto son hechos futuros, no se produjeron grandes cambios. Todo con normalidad, hasta incluso las papeletas nulas con lonchas de chorizo o caras de "trollface", ya recurridas en las municipales de mayo. Iba a votar y la estampa era la típica de un domingo. Y recalco. En los diez minutos que estuve en mi colegio electoral, puedo asegurar que, salvo los que estaban en algunas mesas, era el único menor de treinta años. El resto, señores mayores con sus respectivas esposas, muchos de los cuales, pregunté, salían de misa o se disponían a ir seguidamente.

Sigo defendiendo, quizá reivindicativo pero tranquilo conmigo mismo, que ir a votar fue lo mejor que pudimos hacer los españoles ayer. Aunque doce años después se repite la misma cantinela.

Por la tarde empezaban a salir los primeros sondeos. Un periodista en la sede de Génova cazó a Ana Mato y Miguel Ángel Cañete sonriendo viendo una hoja con dos cifras: "117" y "185". Resultados provisionales que iban sacando paulatinamente. En Ferraz contaban con cifras cercanas. Se acercaban las diez y ya mandaban avisos pidiendo a redacción acercar más fotógrafos y redactores a los alrededores de la calle Génova número 13. La congregación de gente iba en aumento, augurando una noche de celebración de la "marea azul".

Dicho y hecho. En Ferraz, como el que dice, cuatro gatos; en Génova, ciento y la madre. Un DJ que además de poner el Waka Waka de Shakira, se esmeró poniendo Paquito el chocolatero o Viva España de Manolo Escobar. Todo ello, con la comparsa de decenas de banderas españolas, castellanas y la azul del partido. El colofón final se vivía en el balcón de la sede. Mariano Rajoy acompañado por su mujer, Elvira; por Ana Mato, Dolores de Cospedal, Soraya Saénz de Santamaría, Esperanza Aguirre, Esteban González Pons, Pío García Escudero y Alberto Ruíz Gallardón. Posiblemente, ahí había dos futuros ministros acompañados del presidente.

"Un bote, dos botes, socialista el que no bote" o "Rubalcaba, el chollo se te acaba" eran algunas de las frases que sonaron en Génova. No le dí mucha importancia. Es lo típico, al igual que en el 2008 en Ferraz. El efecto contrario. La novedad, una pancarta en la que se podía ver "Ni con 16 ni con 18. Aborto abolición".

"Mañana por la mañana estaré aquí trabajando" fueron las palabras de Mariano Rajoy, emocionado en el balcón. Ante los periodistas, se presentó contento. Prometiendo ser el presidente de todos los españoles -tiene por delante una misión cruda- asegura que "no habrá para mí otros enemigos que el paro, el déficit, la deuda excesiva, el estancamiento económico y todo aquello que mantiene a nuestro país en estas críticas circunstancias". "No habrá milagros, no los prometí" fue otra de las frases que dijo, y es que el nuevo ejecutivo tiene ante sí una misión complicada que ha de pasar.

Nos esperan cuatro años de populares, tras ocho de etiqueta socialista. ¿Cómo nos va a ir? Es algo que sinceramente me acongoja pensar. Obviamente, si el ejecutivo consigue cumplir con lo estimado y terminamos por pasar este bache, será bueno para ellos. Aumentará su potencial y tendrá mejores críticas. Pero no dependerá sólo de nosotros. Sarkozy y Merkel nos estarán preguntando constantemente.

En cuanto al PSOE. Repito. Catarsis. Esa es la palabra. Cambio, compromiso, renovación y espíritu de lucha. Sólo así veo capaz de afrontar la nueva situación. Es sabido por todos que se tardará muchos años en volver a ganarse el favor de los españoles, pero saben que para conseguirlo han de iniciarlo ya. Rubalcaba no creo que aguante demasiado. Si se le da una segunda oportunidad, le esperan cuatro años de agónica oposición mentándose en quien le puso ahí, sabedor de que la mala gestión de su predecesor y las cifras del paro han empujado una cantidad abrupta de sus votos -cuatro millones menos- a otros partidos. Izquierda Unida y Unión, Progreso y Democracia han sido los más beneficiados de ese reparto, excluyendo al Partido Popular, que tiene la mayoría absoluta. Izquierda Unida quintuplica sus escaños (11), sus mejores resulta desde 1996 con Julio Anguita. Tendría que ser un aviso para el PSOE, pues son muchos los desencantados del socialismo que han delegado en IU. Y lo sé por cercanos a mi persona. No se quiso dar la confianza a Rubalcaba por el desvío que estaba tomando la situación.

De los recortes aún no sabemos el 100%, aunque sabemos que habrá. ¿Cuál será el primero en caer? ¿Sanidad? ¿Educación? ¿Desempleo? Aseguró no tocar pensiones, pero todo puede darse. ¿Ley de dependencia? ¿Abolición de la Ley del Aborto? ¿Prohibición de los matrimonios homosexuales? ¿Prohibir que adopten? De esto, un par; y todavía nos quedan cuatro años para acordarnos de aquel 20-N y reflexionar largo y tendido. De ello entiendo que este aviso de recortes es como un iceberg, sólo nos ha mostrado la parte superior. Y lo peor está debajo, oculto de la vista de la mayoría.

Esta legislatura va a ser la más variopinta. Hasta trece grupos representados. Con respecto al tema de Amaiur me reservo mi opinión, obviamente no incluida en ningún post. Pero la medida de que Rajoy no vaya a hablar con este grupo parlamentario -tiene 7 diputados- me parece una negligencia. No me gustaría pensar que vayamos a acabar de esta manera. Espero que el nuevo Gobierno cumpla con sus objetivos de crear empleo, acabar con la crisis y bajar el déficit. Al fin y al cabo, más de diez millones de españoles les han votado. Aunque me costará tiempo ver a Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. A mí y a todos aquellos que decidimos no votar su candidatura.

1 comentario:

  1. Muy bien, hacía mucho que no te leía y me has gustado más que otras veces. Eso sí, un apunte que en la entrada es insignificante pero es una idea que hay que tener bastante presente: el Gobierno no tiene que crear empleo, es el encargado de favorecer las condiciones para su creación.
    Se nos olvida esto a menudo o ni siquiera hemos pensado nunca sobre ello, pero es bastante importante.
    Un saludo de otro joven que votó en tu mesa electoral ;)

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