viernes, 3 de agosto de 2012

'Prometheus', el viaje de Scott al origen de Alien


Si hay alguien que puede levantar pasiones y acumular críticas sin perder el compás, ese sería Ridley Scott (30 de noviembre de 1937). Sólo aquellos que marcan su impronta, un sello personal en varias generaciones de cinéfilos, puede merecer el respeto que le precede. Autor de mitos del séptimo arte como Alien: el octavo pasajero (1979) o Blade Runner (1982), su carrera ha experimentado los altibajos de muchos directores –proponga uno sólo cuya carrera ha sido una estela ascendente–, pero no por ello ha perdido las ganas y la ilusión de llevar sus sueños o proyectos a la gran pantalla.

Forma parte de la quinta –amplia– que no ha subido al escenario a recoger el Oscar, pero pocos tienen el honor de ser el “ingeniero” de elementos visuales que cambiaron la forma de pensar de muchos, en pleno auge del imperio Jobs. A él, a ese perspicaz ingenio británico, más de uno le debe su afición a Apple gracias a su anuncio de 1984.

Tres décadas después de levantar el vuelo de la Nostromo, Scott aterriza con la tripulación de la Prometheus, dispuesto a desvelar algunas incógnitas del mundo Alien. Dicen que “la curiosidad mató al gato”. Pues bien, si el felino de Sigourney Weaver tuvo sus más y sus menos a la hora de toparse con la bestia de Alien, Scott da una vuelta de tuerca en su propio universo y presenta en Prometheus a la curiosidad hecha persona, a la reencarnación de la teniente Ripley y heroína del siglo XXI, la arqueóloga Elizabeth Shaw (Noomi Rapace).

El espectador verá ciertos elementos de la franquicia, guiños a esa particular “cadena de ADN de Alien”, pero Prometheus está concebida como algo independiente, una historia única desde el principio, aunque los aires de precuela dominen. Lo que supone el regreso de Ridley Scott a la ciencia-ficción es el resultado más ambicioso del género en años. Un proyecto que fue tentado a algunos directores. Antes de relanzarlo, Scott propuso a Carl Erik Rinsch como director de la película, idea rechazada por la insistencia de la 20th Century Fox hacia Scott. No fue el único, pues James Cameron, quien mamó en sus comienzos del universo Alien, estaba en aras de desarrollar una quinta película para y ahondar en el origen de los xenomorfos. Todo quedó en saco roto al conocer que Scott tenía todas las papeletas para retornar con el proyecto de Prometheus bajo el brazo.

Scott presenta en el espacio una realidad oscura y un poderío visual a la que tiene que hacer frente la expedición de Shaw, encabezada por la figura corporativa Meredith Vickers, en otro papel asombroso de la sudafricana Charlize Theron, junto a Michael Fassbender como el androide David. Un plantel de actores de primera, liderado por uno de los iconos en la dirección del séptimo arte para una precuela de un mito cinematográfico, considerada uno de los estrenos más esperados en el 2012. Elementos que por separado animan a pensar en algo grande, conectados entre sí sólo pueden llamar a la buena suerte y al triunfo en taquilla.

Un origen “divino” para algo maldito
La mitología griega dejó el legado de Prometeo, y Scott ha sido el encargado de darle forma en la gran pantalla. El titán que dio origen a la raza humana por encargo de Zeus, declarado en rebeldía tras robar el fuego del Olimpo. Dando sentido al nombre de la nave, enviada en busca del origen de la humanidad, el director británico pone sobre las mesas las respuestas a algunas preguntas no resueltas en 1979, en especial sobre los Space Jockeys.

El padre fundador, sumo creador, del universo Alien, concluye que estos “ingenieros”, fueron los encargados del soplo de vida que pobló la Tierra, cuyas pruebas fueron recogidas en diversas expediciones arqueológicas alrededor del mundo miles de años después por la expedición de Elizabeth Shaw.

Como si de un catastrófico error se tratara, plantearon destruir la civilización que habían creado, siendo víctimas de sus propia construcción. Damon Lindelof, co-guionista (junto a Jon Spaiths) de Prometheus y creador de la serie Lost, defendió antes de su estreno en Estados Unidos la peculiaridad de los Space Jockeys, a los que identifica como humanos, en una mayor dimensión, “pálidos, sin pelos y ojos negros”. La reconocida imagen del alienígena exoesquelético de Alien: el octavo pasajero era el traje de astronauta de uno de estos “ingenieros”.

Prometheus, una misión complicada
Toda misión que tenga como objetivo conocer los orígenes de la humanidad no puede acabar bien. Siempre habrá algo –o alguien– que tenga el objetivo de atrasarlo y destruir las pruebas. Prometheus comprende la realización y visión futurista de una de las preguntas más importantes de la humanidad, el súmmum de la existencia que, sin entrar en materia filosófica, plasma en algo más de dos horas. Si uno juega con fuego, al final acaba quemándose. Scott ya avisaba en la presentación ante los medios: “[la película] hace referencia a la saga Alien, pero gira en torno a otra idea: uno no va por ahí jodiendo a los dioses”. Pero si uno termina por experimentar con ciencia y religión, la mezcla puede ser volátil, explotando por la inestabilidad de esa prueba. Explorar los límites de la fe, llegar a confines insospechados para obtener respuestas y sacrificarse por ellas es algo que mezcla el papel de Noomi Rapace, “una creyente, con fe y buen corazón”. “Una dualidad compleja y enriquecedora”, como añadió la actriz sueca.

A pesar de la complejidad con la que puede sonar el planteamiento de Prometheus, que rodó en los estudios Pinewood (los mismos del agente 007) y en exteriores en Islandia, Scott ha cosido la historia de tal manera que el espectador disfrute de una historia hecha tanto para el seguidor y conocedor de la saga Alien como para el que desconoce todo. Aún lejos de avanzar algo, si se confirman rumores y éxitos en taquilla, las posibilidades de una secuela serían bastante amplias, y sería la 20th Century Fox la encargada de dar luz verde a un nuevo proyecto. Algo lejos de la mente de Scott actualmente, pero quizá viable a finales de año o en el 2013.

La vuelta de Ridley Scott a la gran pantalla es una buena noticia para la industria, para los miles de seguidores de su estilo y. más aún, para los que han esperado desde la última de Jean-Pierre Jeunet para ver algo formal de la historia original. Contemplar algo innovador, los inicios de este particular universo, los pequeños comienzos de algo grande, así como ver a Noomi Rapace en la piel de la nueva teniente Ripley, a Michael Fassbender o a Charlize Theron como la mala de turno, son algunas de las muchas bazas con las que la nave Prometheus emprende el rumbo hacia el origen del mal.

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