Mucho dolor y repulsa es lo que seguimos sintiendo desde hace siete años. Desde aquel fatídico jueves once de marzo de 2004, nuestra visión de la vida ha podido cambiar drásticamente.
Si preguntaramos a otra persona: ¿qué hacías cuando explotaron los trenes en Madrid aquel jueves 11?, lo más seguro es que se acuerde nítidamente como si fuera ayer.
Yo, por mi parte, no podré olvidar la escena viendo los informativos de Telecinco, con un joven Vicente Vallés retransmitiendo en directo lo que ocurría.
Esta mañana, he vuelto a pasar por Atocha y he visto los andenes donde explotaron aquellas bombas. No dije nada, simplemente me quedé mirando tras el cristal y pensando en aquellos instantes.
Una mañana en la que no dábamos crédito a lo que sucedía en la capital, y que a lo largo del día se convirtió en uno de los acontecimientos más horrendos que ha sufrido este país, sesgando la vida a 192 personas.
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