lunes, 14 de febrero de 2011

Unos Goya 'al rojo vivo'


JON BURGOA | Madrid
Pa negre dio la campanada en la XXV edición de los Premios Goya que se celebró en el Teatro Real de Madrid. Las 14 candidaturas eran la baza fuerte de esta producción desconocida realizada completamente en catalán, pero que ha conseguido consolidarse como la cuarta película más galardonada desde la creación de los premios con nueve goyas, tras Mar Adentro, ¡Ay, Carmela! y Belle Époque.
Álex de la Iglesia fue uno de los perdedores materiales, no así moral, de la gala. Fue su canto de cisne, su salida de la Academia, su despedida triunfal a unas semanas convulsas con respecto a la Ley Sinde.

La plaza de Oriente anocheció con los primeros compases de la fiesta. Un ambiente frío y lluvioso era lo que esperaba a los periodistas y asistentes de la gala. La presencia en los alrededores de decenas de gente ataviada con máscaras de la película V de Vendetta, en clara referencia a la discrepancia existente con la ministra González Sinde y la ley que lleva su nombre, fue uno de los avisos más esperados desde hace días, incluso semanas.
La ministra y el cineasta eran pareja por compromiso, que no por gusto. Se veía el nerviosismo de la guionista y componente independiente del gabinete de Rodríguez Zapatero cuando estaba sola. El protocolo al que se tuvo que sumar de la Iglesia fue captado por las cámaras. Era una situación tensa, una tensión que se disimuló malamente.
A través de Twitter, muchos nos pudimos enterar por las cuentas de periodistas y actores que estaban en la gala, que el ambiente de fuera del Teatro era ensordecedor con pitidos y gritos. Ese sonido no se pudo oir por TVE, que conectó a cachos antes de pasar al plato fuerte a las diez de la noche. Sin embargo, el portal de Internet del Ente Público, RTVE.es, ofreció señal en directo dos horas antes de la gala, donde sí se pudo apreciar, aunque algo disimulado, los silbidos de los manifestantes.

Andreu Buenafuente fue el maestro de ceremonia por segundo año consecutivo, consolidando la actuación de la anterior edición. Iniciamos la noche con un viaje al pasado. ¿Qué pasó realmente la última noche de los Goya? fue el vídeo con el que comenzó la gala, en el que se da el punto humorístico a los momentos posteriores a que Buenafuente fuera disparado. Personajes como Fernando Trueba, Javier Bardem, Penélope Cruz, El Langui, Elena Anaya o Antonio Resines, entre actuación e imagen de archivo, forman parte del elenco protagonista.
Descendiendo de los cielos, Andreu aparece en el Teatro como una descarga "legal". Primera alusión a la ministra.
Estuvo nervioso, intentó contrarrestarlo con su típico humor, pero cuando hablaba se notaba que dudaba. Esperó que a González Sinde le "muleara" la gala y bromeó con Álex de la Iglesia sobre su decisión de abandonar la presidencia de la Academia.

Elena Anaya, nominada por Room in Rome, fue quien comenzó el baile de presentaciones con el goya a la mejor interpretación masculina de reparto, que cayó en manos de Karra Elejalde, por su papel de Cristóbal Colón en la película de Icíar Bollaín, También la lluvia. Con un discurso ameno y humorístico, con un claro acento vasco, empezó el desfile de personajes por el escenario.
Luís Tosar, ya convertido en icono de estos premios, apareció en el escenario con una réplica del galardón y se marcó un número musical al que se apuntaron más tarde Paco León, Asier Etxeandia, Hugo Silva, Fernando Guillén Cuervo, Inma Cuesta y Laura Pamplona.

Con los goya a mejor canción original para Jorge Drexler por Lope y mejor música original al gran Alberto Iglesias por su trabajo en También la lluvia, se terminaba el bloque de audio con el mejor sonido, que fue para Buried.

Se pasó a continuación, de la mano de Unax Ugalde y Cayetana Guillén Cuervo, al mejor cortometraje de ficción, que fue para Una caja de botones de María Reyes Arias González. La directora subió al escenario emocionada, nerviosa y sin saber qué decir. Memorias de un cine de provincias, como mejor cortometraje documental fue el siguiente en aparecer ganador. El broche de oro de esta sección lo puso Bicicleta, cuchara y manzana, la película documental que cuenta la historia y lucha personal del ex presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, contra el alzheimer. La anécdota está en que, una vez en el escenario, su móvil no dejaba de sonar, pudiendo oír los avisos de sms.

Balada triste de trompeta conseguía su primer goya por mejor maquillaje y/o peluquería. Uno de los dos que conseguiría en su personal nefasta noche.

Con Imanol Arias y Aitana Sánchez-Gijón, llegamos a la mejor actriz revelación. Mi apuesta recaía o bien en Carolina Bang (Balada triste de trompeta) o en Natasha Yarovenko (Room in Rome). Pero, siguiendo la estela que dejó Nerea Camacho hace dos años con su papel en Camino, esta vez fue para Marina Comas, por Pa negre. Con apenas nueve años, ya ha dado un gran paso en su carrera artística. La cuarta en discordia fue Aura Garrido por Planes para mañana. Marina apareció emocionadísima, como era de esperar, llorando de alegría y siendo aplaudida por el Teatro que la apoyaba.
Tuvo un pequeño lapsus al decir "bon dia", un poco retrasado para esas horas de la noche.

Tras una breve pausa, llegó uno de los momentos más esperados de la noche, el discurso del todavía presidente de la Academia, Álex de la Iglesia. Aunque no estuvo centrado en lo que era la ley Sinde, unió la historia de los premios del último cuarto de siglo con la situación actual, afirmando que debido a sus acciones de las últimas semanas y su decisión de abandonar su cargo, había provocado una crisis que sería difícil de subsanar en un corto plazo de tiempo.
El bilbaíno entiende que "la crisis es cambio, y el cambio es acción", y que el cine español se encuentra en un "punto de no retorno", en un momento en el que las decisiones que se tomen ahora serán decisivas, ya que "las reglas del juego han cambiado". Advirtió además que los internautas son ciudadanos y son el público del cine. "Y esa gente no va al cine porque está delante de un ordenador", ha razonado. Admitió también que "tenemos que tener en cuenta nuestros derechos" pero ha indicado que no deben "olvidar nuestras obligaciones" ya que la industria tiene "una responsabilidad moral con el público".
De la Iglesia se ha mostrado convencido que esta crisis servirá para "avanzar hacia un nuevo modelo" en el negocio del cine en el que estén implicados todos, en ese "todos", incluye a "autores, productores, distribuidores, exhibidores, páginas web, servidores, y usuarios".
Sin duda, fue un mensaje que caló hondo en todos los presentes, y que dejó con algo que pensar -esperemos- a la ministra González Sinde. Álex demostró que se ha ganado el apoyo de muchos a costa de la enemistad de unos pocos, pero con mucho poder.

Con un vídeo-homenaje a Luís García Berlanga, cofundador de la Academia, se pasó a otro número cómico-pedante de Andreu. Voy a reconocerlo, fue lo más empalagoso de la noche, aunque Maribel Verdú le puso la pizca de encanto. De ésto se pasó a presentar el goya a la mejor dirección artística que fue a parar a Pa negre, concretamente para Ana Alvargonzález. La siguiente categoría, de mejor diseño de vestuario, fue a recalar para Tatiana Hernández por Lope, el segundo y último goya de la película anoche.

La noche siguió, y le tocó el turno al de mejor interpretación femenina de reparto. Terele Pávez (Balada triste de trompeta), Ana Wagener (Biutiful), Pilar López de Ayala (Lope) y Laia Marull (Pa negre) se enfrentaban por alzar el 'cabezón', y fue ésta última la que se lo llevó.
Era más que evidente la sorpresa de la producción catalana y más de uno se tiraba de los pelos y maldecía el hablar mucho antes de lo suyo y no prestar especial atención a una tapada como era Pa negre.
Cristina Zumárraga, quien ya había conseguido un galardón en la categoría de mejor producción por Alatriste, volvía a ganarlo ahora con También la lluvia. Éste era el último del intento ambicioso de la vicepresidenta Bollaín por triunfar en los Goya.

Una de las categorías más importantes -según como se vea- que, personalmente me atrae, es la del guión. Si no hay una buena historia escrita, es muy dificil poder explicar la película, aunque siempre están las excepciones. Loles León, y el olvidado por la Academia, Carlos Areces, fueron los presentadores de esta nominación. El mejor guión original fue para Chris Sparling por Buried, algo previsible, y el de mejor guión adaptado para Agustí Villaronga por Pa negre.
A título personal, agradecí enormemente que en esta segunda categoría no ganara 3MSC, aunque sí hubiera querido a Julio Medem como ganador por Room in Rome.

Pablo Pinillos, por la romántica Bon appétit se llevó el de mejor dirección novel. Las críticas que había recibido la colocaban como clara favorita en las quinielas tiempo antes de la gala. Y el veredicto fue el previsto.

Álex de la Iglesia pudo ver como su película ganaba otro premio menor, en comparación con la importancia de dirección y reparto. El de mejores efectos especiales. Lamentablemente no tendría más suerte a partir de aquí. Con dos, se cerró el grifo del director vasco. Con posterioridad, la mejor dirección de fotografía volvió a recaer en Pa negre.

Con un sentido homenaje a todos aquellos profesionales de la industria cinematográfica que nos dejaron el pasado año, se pasó a la última parte de la gala. Recuerdos para Antonio Gamero, Manuel Alexandre, Paco Marsó, Enrique Morente, Juanito Navarro, Paco Maestre o Luís García Berlanga con Me voy a morir de tanto amor del compositor Alberto Iglesias.

Le siguió uno de los momentos más deplorables de la gala, la irrupción del siempre fastidiante Jimmy Jump cuando se iba a saber el goya al mejor actor que fue, por quinta vez, para Javier Bardem. Un fallo de seguridad, suponemos que fue el motivo de este hecho del que Buenafuente respondió correctamente.

La Bruxa y Chico & Rita ganaron el goya a mejor corto y largometraje de animación, respectivamente. Rodrigo Cortés, nuevamente subió a recibir otro goya, en esta ocasión por el mejor montaje.

Tras el sincero homenaje que la Academia dio a Mario Camus (La colmena, Los santos inocentes), pudimos ver quienes se llevaban los goya en el aspecto internacional. El discurso del Rey se llevó el goya en la categoría de mejor película europea, por lo que no pude contener mi alegria tras hacer aquella crítica. Espero, sinceramente, que tenga tanta suerte en los Oscar como lo tuvo en los BAFTA. Por su parte, La vida de los peces, representando a Chile, se llevaba el de mejor película hispanoamericana.

Pa negre culminaría esta XXV edición de los Goya a lo grande, con los últimos cuatro premios consecutivos. Francesc Colomer como mejor actor revelación, Nora Navas como mejor actriz protagonista y Agustí Villaronga como mejor director y también mejor película.
Antes de decir quien era la gran ganadora de la noche, se proyectó el último vídeo -y en mi opinión, el mejor de la gala- en el que actores y directores daban esa inyección de moral sobre lo que es el cine. Simplemente, me emocionó. No sé si era porque estaba sensible o porque me parecía una bonita verdad por la que vale realmente amarlo.

De un sablazo, la producción catalana asestó una herida mortal a las dos principales bazas de la noche, Balada triste de trompeta y También la lluvia, que se pegaron el batacazo.

Las caras que ponía Álex de la Iglesia podían formar un soneto. Yo, desde donde lo veía, me las imaginaba con la canción de fondo de Raphael en Sin un adiós. Todo un gran proyecto, posiblemente el más grande de su carrera, tirado a la borda en apenas dos horas. Una gran desilusión, de esas que te obliga a contener la tristeza por respeto y por no mostrar sentimientos, sino formalidad. Se despidió con una derrota material, pero como comenté al comienzo, no se fue con las manos vacías del todo.

2010 no terminó bien para la industria cinematográfica nacional, ya que el porcentaje de espectadores en nuestras salas fue más reducido que el período anterior. Pero no debemos rendirnos. Sabemos claramente que el esfuerzo es necesario en todas las facetas, y más si se quiere competir con el mercado extranjero, el cual nos deja muy atrás. Confío en que podamos superar estas dificultades e iniciar una nueva etapa con la que llegar a alcanzar nuestros objetivos, llegando a nuevos mercados y a un mayor público.
De la Iglesia cierra una etapa al frente de la Academia, de la cual se marcha con la mirada inquisitorial de González Sinde, pero también se va con el apoyo firme de parte de la industria, de los seguidores de su cine y de los que vemos ésto como parte de una cultura que hay que fomentar y mantener para generaciones futuras.
Álex, sabemos que seguirás rodando, que ahora tendrás más libertad que hace unas semanas, pero que sepas que, ante todo, te consideramos como una persona valiente, un vasco de palabra, un defensor de los intereses de muchos frente al dominio de unos pocos. ¡Fuerza y honor!

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