domingo, 10 de octubre de 2010

Cuando menos te lo esperas


No fueron semanas fáciles. Unas cuantas entradas de este blog son testigos mudos de cómo escribía. No parecía que nada podía cambiarlo, es como si la realidad se hubiera apoderado de todo. Pero, entonces, cuando menos lo esperaba... Ésta es la frase inicial de Un redoble, por favor, un episodio de la primera temporada de Cómo conocí a vuestra madre.
Parece ser que cuando lo menos lo esperas, los planetas se alinean y el destino se te cruza en tu camino, te pide tu número y te manda un sms para darte una buena nueva. Si hago caso a ésto, veo que las casualidades no existen y que este proceso estaba predeterminado desde hace algún tiempo.
Hay mucha similitud con otro episodio, No hay mañana. Cuando la fiesta de San Patricio, donde vemos, por primera vez a la futura mujer de Ted Mosby. Verás Aroa como sea la misma que la de Milk.
Bueno, como iba contando. Ted fue a la fiesta de San Patricio, y menos mal que lo hizo porque, casualmente, su mujer estaba ahí.
Si el destino te cruza algo en el camino es por algo, bueno o malo.
Cada vez voy creyendo más en esta paradoja, debido a esos acontecimientos que pasan. Aquello que veía como imposible o muy lejano de cumplir, de repente, así de buenas, pasa. No voy a engañarme. Hace poco más de cuarenta y ocho horas solté un grito de alegría, una carcajada de esas que muecas cuando te toca la lotería o algo similar.
Me despedí de mi amigo y esperé a que pasara el autobús, y por mucho que sonara cualquier canción en el mp4, yo sólo tenía una en mente...
Fue un trayecto de apenas veinte minutos, pero veinte minutos distintos a cualquier otros veinte minutos. Especiales, alegres... Vamos, poco común.
Y ahora llega el momento de No hay mañana. El monólogo final que dice Ted:
"Así que así fue el día de San Patricio del 2008. Años después, me enteré de que vuestra madre estuvo en aquella fiesta, pero no la conocí allí. Y menos mal que así fue, porque si la hubiese conocido no creo que yo le hubiese gustado. De hecho, creo que ni siquiera yo me gustaba. Pero no importa, el mañana había llegado".
Y sonó la canción...
Y aquí no termina el monólogo. Aún queda la mejor parte:
"La verdad es que yo aún no lo sabía, pero mi suerte estaba a punto de cambiar".
Y de nuevo sonó la canción...
Similitudes con Cómo conocí a vuestra madre en muchas cosas que he contado, algunas hay. Yo pensaba hasta hace poco que no, pero realmente es así.
Creo que no cambio por nada del mundo esas horas del viernes, esa gran tarde, tal como me dijiste, esas risas, esas fotos, esa bofetada a mi mejilla sin intención de una amiga algo contentilla, ese cuarto de hora sentados cerca del Laboratorio I, esas cosas tan alagadoras de mí que no sabía que comentabas a tus amigos, ese helado tirado al suelo, ese trayecto en metro y Renfe y esa despedida de apenas segundos, que no dejé la última por casualidad... Por esa siguiente que pronto esperemos ver hecha.
Y la vuelta fue con la misma canción. Aprendida hasta la saciedad porque me encantaba cómo estaba situada en la serie, he visto que era perfecta para este momento. Ojo, que Mother of Pearl, sigue aún vigente. Una gran canción que se está ganando un puesto entre las mejores de mi mp4 y que pongo a continuación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario