Cuando el 11 de septiembre de 2001 se produjeron los atentados contra las Torres Gemelas del WTC neoyorquino, el mundo tembló. Estados Unidos se preparó desde entonces para dar caza a los autores materiales de aquella barbarie, y si el Tío Sam se caracteriza por algo es por mantener la insistencia en aquello que le interesa. Misión tras misión -fallidas la gran mayoría- ninguna daba con la tecla para capturar a la carta más importante de una particular baraja: Osama Bin Laden.
Kathryn Bigelow, ganadora del Oscar -única directora en ostentarlo- por En tierra hostil (2008), quizá llegue a encumbrarse, a pesar de la sonada ausencia en la nominación a los Oscar este año, como la pionera tras las cámaras de la "guerra moderna". De momento, su visión de la Guerra de Irak y la muerte del terrorista más buscado del mundo han sido dos de sus aciertos que, junto a su guionista Mark Boal, han destacado de sobremanera. Zero Dark Thirty no ha sido un proyecto a posteriori de la operación. Habrá quien lo tache de oportunismo, pero, al igual que está la polémica de Blancanieves con The Artist, es todo lo contrario. La película ya se fraguaba desde mucho antes, aunque con un final bastante diferente al actual, pues la misión fallida en Tora Bora (Afganistán) era el objetivo final que Boal tuvo que cambiar de la noche a la mañana.
No se le quita mérito a Bigelow. Al revés. Su ambición bien vale una ovación. A pesar de las diversas polémicas que Zero Dark Thirty arrastra desde su preproducción, la historia traía consigo la necesidad de contar uno de los hechos más desconocidos -y morbosos a la par- de los últimos años. Y para encauzar la historia, la agente que la CIA manda a Pakistán para ayudar en la búsqueda: Maya (Jessica Chastain). Sobran las palabras para la actuación de la joven actriz. Bordando el papel de la, en un principio, tímida e indefensa chica, capaz de dejar en bolas al mismísimo jefazo de la CIA, Leon Panetta (irreconocible papel postmafioso de James Gandolfini), Chastain deja marcada con cada una de sus actuaciones determinación (su escena de los porcentajes y la certeza), arrojo y mala leche (la famosa frase "soy la hija de puta que ha encontrado este sitio"), con alguna destacada presencia de sentimientos, como es la pérdida de su única amiga en un atentado en la base de Afganistán.

Bigelow, al igual que hizo anteriormente con En tierra hostil, puede dejar pesada la trama en algunos momentos por el tono frío y sobrio con el que maneja la película, incluyendo el uso de silencios dramáticos, pero el distanciamiento con el que se ayuda permite contemplar con más soltura la escena de las escenas. Creyendo que no ha sido nada fácil, y con todas las historias y artículos que hemos leído sobre ese momento, puede que no sea del gusto de todos, pero es innegable el carácter de verdadera operación militar que tiene. Casi calcado al tiempo real que duró el asalto y reconocimiento de las plantas de la mansión de Bin Laden, Bigelow y Load han marcado con el último tramo de la película un ejemplo de perplejidad para el espectador, que queda en su butaca sin parpadear observando la historia que todos hemos oído, pero no antes visto.
La cinta, a pesar de que el objetivo visible es el que es, no deja escapar diversos tintes que llaman al patriotismo. Ni exacerbado ni un tanto light, pero claro a lo largo de la trama. Y es que no es algo común que se vea todos los días. Zero Dark Thirty puede quedar como la particular visión de la vendetta saldada, ya sea de un país o de una persona, lo que confirmaría el plano final de una solitaria Maya, que intenta aguantar las lágrimas, sin conseguirlo, consciente de que ha acabado con su pesadilla más indómita.
Datos a tener en cuenta:
Director: Kathryn Bigelow
Reparto: Jessica Chastain, Jason Clarke, Joel Edgerton, Jennifer Ehle, Kyle Chandler, James Gandolfini...
Género: drama, historia, suspense
Nacionalidad: estadounidense
Estreno en España: 4 de enero de 2013
Duración: 157 minutos aprox.
Clasificación: no recomendada para menores de 16 años
Valoración personal: 9
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