domingo, 6 de junio de 2010

Una madrugada lamentable

Faltan pocas horas para que se cumpla una semana del ataque a la flotilla de Gaza, como la han denominado varios medios internacionales, o la Flota de la Libertad, como apodan otros, por la Marina israelí en aguas internacionales, cuando la flota, compuesta por seis barcos, pretendían, según declaraciones oficiales de sus responsables a los medios, romper el bloqueo que ejerce Israel sobre Gaza, tras haber ganado Hamás en las elecciones generales en Palestina, y transportar ayuda humanitaria, unas 10.000 toneladas según la organización pro-derechos humanos Free Gaza, a la zona.
Es lamentable cómo se han sucedido estos hechos. Y aunque lo tengo como algo reciente, debido a la historia que estudié este año, Israel siempre está en polémica. Esa tierra de encrucijadas de las tres religiones sigue, hoy en día, sin tener una paz duradera.
Puedo entender como un ataque legítimo al territorio israelí si esa flotilla, tal como asegura el gobierno de Benjamin Netanyahu, portaba apoyo logístico para la milicia palestina de Gaza. Pero esto está legitimado si hubiera ocurrido dentro del espacio marítimo de Israel, cosa que no ocurrió; pues sucedió en aguas internacionales, donde, según regula la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en su artículo 88: "ningún Estado podrá pretender legítimamente someter cualquier parte de la alta mar a su soberanía."
La flota partió de Chipre el 30 de mayo con destino a Gaza. Son, en realidad, ocho embarcaciones; pero que por motivos mecánicos, dos tuvieron que retrasar su partida, siendo seis las que se vieron envueltas en este episodio. Cercanas a la costa israelí fueron avisados por la Marina de dicho país, que les pedía que les siguieran, alejando Gaza de su nuevo destino en caso de hacerlo, o que dieran la vuelta.
Según han desvelado varios medios, el cruce de conversaciones entre ambos partícipes (ejército y flota) fue tensa y se podía prever qué iba a pasar. Israel exige que se dirigan al puerto de Asdod. Negando esta orden, la flota siguió manteniendo su rumbo previsto: Gaza.
La parte más crucial de este episodio anda envuelta en la polémica, ya que como otros muchos conflictos, nunca hay una versión oficial. Siempre hay dos versiones, y defendemos aquella con la que más nos identificamos o atribuimos como cierta. Israel mantiene su posición basándose en que su ejército, al llegar al Mavi Marmara, fueron recibidos con violencia por los activistas. ¿Acaso sería raro en esa situación? Alegan que los militares fueron repelidos brutalmente, que otros fueron linchados y que tiraron a otro más fuera de la cubierta del barco. Esto lo comprobamos aquellos que vieron los videos difundidos por Israel a los medios de comunicación. Pero la versión de los activistas, alegan que fue el ejército israelí quien abrió fuego antes incluso de pisar la cubierta del barco, llegando a lanzar gases lacrimógenos.
Dentro del barco, se encontraba un periodista, corresponsal de la cadena árabe Al-Jazeera, quién aseguró oir órdenes en hebreo de disparar. Fue quién consiguió captar las escenas más cruentas dentro del barco: camillas ensangrentadas, cadáveres en la cubierta... El resultado final de todo esto fueron entre nueve y diecinueve muertos, así como más de sesenta heridos, entre activistas y soldados israelís.
¿Qué versión creer al final de todo esto? Esa es la cuestión.
Lamentable, indignante, grotesco... Me pueden surgir más adjetivos de esta categoría, pero se han perdido debido al paso del tiempo de la noticia.
Lo que vino después fue peor si cabe, dejando atrás las imágenes de aquella noche. Todos los demás activistas, hasta un total de más de seiscientos, entre los que se encuentran tres españoles (David Segarra, Laura Arau y Manuel Tapial), fueron llevados hasta territorio de Israel, donde muchos fueron encarcelados e interrogados, para según dicen, confesar los verdaderos fines de aquella misión, que no era otro, según Israel, que el de transportar armas a Gaza, donde la milicia palestina las usaría contra el gobierno hebreo.
Israel con estas acciones no se va a grangear buenas relaciones; y las pocas que sigue manteniendo las va a perder poco a poco. Veremos, con el paso del tiempo, como responden EE UU, la ONU y la UE a este episodio. Por parte nacional, el Gobierno ha remitido la voluntad de muchos españoles, al llamar a consultas al embajador en Israel, y condenando el ataque, exigiendo, en nombre de la UE, la eliminación del bloqueo que ejerce sobre Gaza y Cisjordania. Pero teniendo en cuenta la poca eficacia y confianza que tiene tanto nuestro gobierno como nuestra economía, dudo que se nos tenga en cuenta.
Por su parte, Cayo Lara, secretario de IU, ha pedido la expulsión inmediata del embajador israelí en España, Raphael Schutz, por la "justificación sistemática" de los "asesinatos" de su país.
Os dejo el video que grabó Manuel Tapial, uno de los tres españoles que se vio inmerso en este acto ruín por parte de Israel.

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