martes, 1 de junio de 2010

Encrucijada

Cuando muchos mortales a estas altas horas de la noche deberían estar durmiendo y disfrutando de las dos, quizá tres horas, que les quedan antes de despertarse, este insómnico blogero no lo hace. Debe ser que desde hace unas semanas padezco insomnio, o que desde hace meses, padezco distimia, debido a un cúmulo de factores y demás.
En una semana que subes y bajas de ánimo, como en la mayoría, siento que he perdido el tiempo de una forma que no me hacía a la idea hace tiempo. No sé si será por mi carácter o porque me pongo las metas muy altas y el no conseguirlas hace que me ofusque de tal manera que acabe desquiciado conmigo mismo. Pienso si realmente, es la segunda crisis seria en un año, debo seguir haciendo esto que hago, Periodismo. En una situación que veo clara, pero con muchos nubarrones que no me dejan ver si detrás se esconde un cielo despejado.
Pienso si debería dar ese cambio que muchos compañeros han pensado, pero han dejado, y creo que también dejaré, como algo que pensamos como sueños y no hacemos como actos. Ese cambio que me obligará a dos, quizá tres, semanas de papeleo e intercambio de datos entre universidades para cambiar de aires.
Quizá es porque mi objetivo, en un principio, no era estar donde estoy ahora; pero un motivo más que suficiente para quedarme donde estoy son todos aquellos compañeros con los que he compartido mañanas universitarias, tardes de trabajos, madrugones y trasnochadas, risas, lágrimas, cabreos y bromas; con lo que he cambiado radicalmente de mi etapa de bachillerato, etapa que cerré y no pienso volver a ella.
Una semana decisiva y que me tomaré a conciencia para pensar en todo esto será la última de junio. Para entonces, creo que tendré la decisión encaminada. Pero todos los caminos conducen a Roma; y me da, que el mío seguirá donde estoy en la actualidad. Lo cual no asentaré de mala manera; lo veré como la afirmación de que esto tiene que seguir así y que tengo que conseguir los objetivos tal como plantée hace poco menos de un año.
Quizá otro factor decisivo para replantearme la continuidad de todo esto sea la relación con los compañeros. Obviamente, no me quejo para nada de mis compañeros. Al contrario; agradezco que se hayan cruzado en el camino que estoy realizando. Pero quizás, mea culpa, sea mi carácter y mi forma de ser lo que me ha retraido de todos los objetivos que quise en un principio. Mi duda, no voy a decir que transcendental, es pensar si esto seguirá así. Cada uno con un horario. Cada uno con unos gustos, aficiones y estilos diferentes. No coincidimos todos en lo mismo. No coincido con ellos en lo mismo.
El ver como se ha pasado de llevarte bien y salir con tus compañeros a estar a su lado y, en algunos casos, olvidarse de uno mismo, hace replantearse las cosas pero de forma urgente. ¿Por qué pasa eso? Maldita pregunta a la que no encuentro solución. Un motivo puede ser mi carácter autosuficiente, pero no paso de ahí; y eso me trae verdaderos quebraderos de cabeza, pues me preocupa. Bastante que ya aprendí que el ser humano, por naturaleza, tiene que ser sociable; para venir ahora yo, y con mis rarezas, romper esa regla de la sociología.
Pero en realidad, esta va a ser una duda que me acompañará un tiempo largo. No tengo ni idea de cómo será nuestra relación de amistad cuando empiece septiembre, o cómo será dentro de unos años. Yo espero que sea mucho mejor, mucho más cercana que lo que ha sido en este primer año universitario.
Quizá esta entrada no tiene ningún sentido ahora. Sin dormir, apurando el último cigarrillo y oyendo música, son factores que a las cinco de la mañana pueden pasar factura. Pero puede que una vez despejado de ideas, temores y frustraciones, le vea el sentido amplio a ésto.
Es la segunda entrada que hago por necesidad propia y no por querer escribir. Éstas son las que luego más te sorprenden, porque ves la realidad escrita desde lo propio, desde el interior.

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